Qué bonito sonaba el 2020

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

13 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Si regreso al pasado, recuerdo aquella noche de las uvas: qué bien sonaba el año 2020. Parecía que se tendía ante nosotros con unos números para línea y bingo, de lo redondos que eran. Entonces los matasuegras no habían sido desterrados como la posible arma de destrucción masiva que son para estas navidades. Aerosoles a tope espallándose en una reunión familiar en un sitio cerrado. Nadie podía intuir lo que se nos venía encima. Ni el más catastrofista. Si un guionista presenta con todos los detalles una serie con lo que ha sucedido, se lo tumban fijo. Lo considerarían un flipado y un alucinado. ¿Cómo va a terminar todo el planeta confinado?, le preguntarían. Seguro que le dirían: eso no se lo cree nadie. Es imposible rodar algo así, añadirían. ¿Cómo Estados Unidos va a tener tantos muertos por un virus como muertos tuvo en la Segunda Guerra Mundial? Si el guionista no está en plantilla de la productora, le darían la patada. Si está en plantilla, le recomendarían unas vacaciones forzadas. La realidad siempre supera a la ficción. Bien grabado nos ha quedado este fatídico 2020, en el que los políticos se han retratado desnudos ante nuestros ojos. Demasiados cadáveres para que la gestión de la pandemia en cualquier rincón del planeta logre el aprobado. Solo tenemos ante nosotros la esperanza de la ciencia, de la vacuna. Crucemos los dedos y pongamos los brazos para que nos inoculen de una vez una salida a esta montaña rusa de disparates que hemos padecido. Nos queda Nietzsche, con su bigotón y sus paseos interminables en los que ponía a pensar su cabeza prodigiosa. El alemán,que era una máquina de acuñar frases que ardían, decía que «si tienes un porqué, soportas cualquier cómo». Así es. El ser humano evoluciona y se adapta. A todo. Es un superviviente nato. Solo necesita motivación. El porqué. El motivo. El motor de arranque que tenemos enciende con ese motivo y es entonces cuando somos capaces de superar cualquier dificultad. La mente ha sufrido mucho con la pandemia. Es de una huelga de mentes caídas de lo que tenemos que huir como de la peste. No podemos asesinar la ilusión. No destilemos odio. Cada uno debe arrancar con su porqué y en seguida le aparecerá el cómo. Todos hacemos cosas con el fuciño revirado, pero las hacemos por nuestros hijos, por ejemplo. Me temo que los brindis de este año, con las medidas de seguridad necesarias, estarán cargados de malas palabras sobre el 2020, que se largue, menudo año, ya está bien. Y estarán llenos de buenas esperanzas sobre el 2021, qué bien suena, esta vez sí que mejorará las cosas. Venga la realidad que venga, recuerden a Nietzsche: activar las ganas lo es todo. No hay que dejarse caer en el pozo de la nada. No trituremos los segundos, no asesinemos los minutos, no odiemos las horas. Siempre hay jugo si queremos exprimirlo. Lo hubo hasta en el 2020.