Tutor mir, colectivo en crisis

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OPINIÓN

Pilar Canicoba

23 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado viernes, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, destacó que el Servizo Galego de Saúde presentará la mayor oferta de plazas de formación sanitaria especializada, casi 500 plazas mir (médico interno residente), para la convocatoria de 2020, y es una gran noticia, pues la falta de médicos, sobre todo en primaria, es un problema existente desde hace años que la pandemia no ha hecho más que llevarlo al punto de ya no podemos más. Pero, ¿quién forma a los 500 nuevos especialistas?

La palabra doctor proviene del latín docere, que etimológicamente significa «enseñar». Ya desde antiguo (código hipocrático, siglo V a.C.) el médico ha tenido el deber de transmitir sus conocimientos a los alumnos. La enseñanza, la formación, el asesoramiento y la evaluación de los nuevos médicos son importantes para garantizar el cuidado de los pacientes ahora y en el futuro, y, si bien todos los médicos tienen el deber de participar en la formación de residentes, no todos deben dedicarse a la docencia como tutores.

Un tutor debe ser un médico comprometido con aprender y enseñar a aprender. No solo le hacen falta buenos conocimientos técnicos y científicos, sino que también debe ser capaz de transmitir los valores profesionales.

El real decreto 183/2008 de 8 de febrero, en el artículo 11, hace referencia al concepto de tutor, sus funciones y su nombramiento. El tutor se define como «el profesional especialista en servicio activo que, estando acreditado como tal, tiene la misión de planificar y colaborar activamente en el aprendizaje de los conocimientos, habilidades y actitudes del residente a fin de garantizar el cumplimiento del programa formativo de la especialidad de que se trate».

Más de una década después de su publicación, esta legislación estatal sigue sin desarrollarse a nivel de nuestra comunidad autónoma, es decir, sigue sin publicarse la norma que permita el reconocimiento y facilite la labor de tutores y jefes de estudio.

Si se aumenta el número de residentes es necesario aumentar el número de tutores mir, pero dada la situación actual hasta el 60 % de los tutores (aunque también incluye a jefes de estudios y otros cargos docentes) consideran tener una incentivación «muy baja» para seguir realizando la labor tutorial.

Ya no solo será difícil aumentar el número de tutores, sino que habrá que evitar el abandono de estos profesionales vocacionales y altruistas, pero cansados de que no se reconozca su labor.