Aproximación al hartazgo

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Ricardo Rubio | Europa Press

02 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Este escribidor lamenta informar a sus amistades que sus discusiones de pareja van a terminar mal. Y no es por falta de complicidad, como dicen las crónicas rosa. Es infinitamente peor: se ha interpuesto entre nosotros el mando del televisor. El escribidor mira los programas de noticias por aquello de buscar tema para ganar el jornal. Ella, sencillamente, no aguanta los programas de noticias. Para ser más justos: odia las noticias políticas y siente una aversión creciente por sus protagonistas. La irritan por su partidismo y porque tiene una memoria privilegiada, parece un archivo, para descubrir sus contradicciones, que ella tiende a considerar mentiras, sus razones tendrá. El último día que discutimos le salió del alma: «Menos mal que no hay elecciones a la vista, porque no sabría a quien votar». Es una enmienda a la totalidad.

Lo peor fue ayer, cuando llegó a casa La Voz de Galicia. Entró a mi despacho con el periódico enrollado como los corredores de San Fermín delante de los toros, lo desplegó ante mis ojos y me cayó la mundial: «Anda, lee a tu editor. Mira qué repaso hace a esos que tú quieres ver. No deja títere con cabeza. Y lee su conclusión: Yo me declaro harto. Lo escribe Santiago Rey, que supongo que algo significa para ti». Se dio la vuelta, me dejó el periódico sobre la mesa y antes de cerrar la puerta se volvió y me dijo: «Léelo y después hablamos». Mi mujer me dice eso porque sabe que los artículos de Santiago Rey son como el termómetro del cabreo nacional.

Quiso la casualidad que un poco más tarde hablé por teléfono con uno de los ponentes del Foro de A Toxa. En medio de la conversación deslizó esta frase: «Cuando se mezcla ideología y realidad se comete un gran error». Le pregunté si en sus contactos políticos veía que la ideología se mezclaba con la realidad y me respondió: «No es que se mezcle, es que la ideología vence a la realidad». Le pregunté si ocurría más en la izquierda o en la derecha y se escabulló, pero me obligó a recapitular lo ocurrido en las últimas semanas, como hizo Santiago Rey, y la conclusión parece obvia: la ideología se impone a la realidad. Los independentistas miran todo con las gafas de su ideología separatista. A la derecha le cuesta aceptar que socialistas y comunistas también tienen un sitio en el mundo. Y los componentes del Gobierno están a un milímetro de considerar fachas y franquistas despreciables a todos los que no les aplauden. Esos árboles no les dejan ver la realidad del país.

Es realmente milagroso que se hayan conseguido seis pactos sociales. Debe ser que sus acuerdos tratan de las cosas de comer. Cuando entran en política, incluso en la gran política, todo es partidismo, electoralismo y, naturalmente, confrontación, cuando no rencor. Lo que más me fastidia es tener que darle la razón a mi mujer, que está tan harta como Santiago Rey.