La que se avecina en Ourense

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OPINIÓN

MIGUEL VILLAR

25 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Conozco a unos cuantos padres que se pelean para que sus hijos no vean La que se avecina. Hace años que no me encuentro con un capítulo en la tele pero creo que lo soez y lo machista de la serie justifican de sobra el control parental. Por eso me sorprendió que el festival de cine de Ourense, que nació con el apellido de independiente, anunciara que le concede un premio en su edición de este año, apelando a su éxito de audiencia y a su longevidad en pantalla. Pero luego me di cuenta de que tiene sentido. Quizás es una señal, un aviso para navegantes, una profecía. A lo mejor el mensaje que se quería trasladar (el festival lo organiza la Diputación, que le tomó el relevo al Concello hace unos años) era que nos preparásemos. Que estuviésemos listos. A lo mejor el premio es una forma de lanzarnos a los ourensanos una advertencia desde la institución que preside José Manuel Baltar. Para que seamos plenamente conscientes de lo que nos espera con un Concello gobernado por tres amigos -Jácome y dos ediles fieles-. La que se avecina.

Y así es. Más allá de las bromas y de las ironías (fue Baltar quien le regaló la alcaldía a Jácome con un pacto ahora dinamitado), lo cierto es que no se puede obviar lo que se le viene encima a la tercera ciudad de Galicia y a sus más de cien mil vecinos. Si en ocho años de gobiernos minoritarios (los dos mandatos anteriores) la ciudad se fue quedando atrás, qué no pasará ahora que esa minoría es extrema, inédita e insuficiente. ¿Cómo se va a sacar adelante entre tres personas el trabajo que ya difícilmente hacían trece, los ediles de Democracia Ourensana más los del PP con responsabilidades municipales?

Estos días el alcalde de Ourense usaba imágenes de La Guerra de las Galaxias para presentarse a sí mismo y a sus concejales como Luke Skywalker, la princesa Leia y Han Solo. Editando los fotogramas -de una forma muy casera, por cierto, para tener una televisión propia que se lleva tantos fondos del partido- quería aparecer como el salvador de este universo llamado Ourense. Hubiese tenido gracia cuando se dedicaba al entretenimiento reivindicativo en su canal, incluso cuando estaba en la oposición. Pero reducir la situación a una fuerza oscura y a tres personajes de ficción demuestra lo que es para Jácome el Concello de Ourense: una diversión, un entretenimiento, una cosa de risa...

El alcalde de la tercera ciudad de Galicia no puede limitar la crisis de gobernabilidad en la que está inmerso -los responsables son también sus hasta ahora compañeros y sus hasta ahora socios- a un problema con Darth Vader. Ojalá pudiera conjugar la gestión con el humor, que a todos nos hace mucha falta reírnos. Pero la situación de la ciudad, con decenas de cuestiones pendientes, importantes y también urgentes, exige ponerse serio. Y dar un paso al frente.

Los personalismos -como tampoco los partidismos de quienes se han sentado a esperar a que acabe la película- no pueden determinar el futuro que se le avecina a Ourense.