¿Congelar salarios a los funcionarios?

Mª Yolanda Fernández Jurado FIRMA INVITADA

OPINIÓN

23 sep 2020 . Actualizado a las 08:53 h.

Si a raíz de la crisis unos gastos aumentan y no hay más ingresos es normal que se intente reducir algunos gastos ya existentes. Una de las medidas más comentadas es la congelación de los salarios de los funcionarios, pero eso es una afirmación generalista si no se tienen en cuenta, al menos, dos factores:

1.- Hay que distinguir entre los funcionarios de carrera y el personal funcionario interino, que solo debería prestar sus servicios de forma temporal (muchos han pasado una parte de su vida laboral sin poder lograr una adecuada estabilidad en su empleo en la Administración). En España hay determinadas áreas de la Administración pública en donde una parte importante de los trabajadores son funcionarios interinos, como en la educación o la sanidad. ¿Se van a congelar sus salarios?

Además, un interino no disfruta de los mismos derechos que un funcionario de carrera y tiene una gran desventaja respecto a este: no tiene garantía de un puesto de trabajo, ya que su plaza puede ser ocupada en cualquier momento. Cualquier congelación salarial debería compensarse con cierta estabilidad en el trabajo, especialmente para aquellos que llevan ya muchos años en esa circunstancia en áreas como la educativa, sanitaria, seguridad o judicial.

2.- Los niveles de salario. Hay muchas tipologías de salario. Los funcionarios de carrera reciben un sueldo base distinto según el grupo salarial al que pertenecen, los cuales se determinan por el nivel de preparación académica que se exige para poder acceder a ellos. Así, quienes pertenecen al grupo más alto ganan el doble que los del grupo más bajo, cuya preparación académica, en principio, es menor.

Además de esta diferencia en el sueldo base existen una serie de complementos (por destino, los específicos y por productividad), que suelen favorecer más a los grupos más altos y que son los que realmente generan una gran diferencia de sueldo entre los funcionarios. De esta forma, el sueldo que puede tener un alto cargo de un ministerio o una consejería de una autonomía no es, ni mucho menos, el que puede alcanzar el de un médico especialista de un hospital o el de un profesor de un colegio público rural.

Por tanto, ¿hay que recortar el sueldo a los todos los funcionarios sin distinción o se debe reducir el de aquellos que más ganan para no aumentar más la brecha salarial y lo que ello conlleva? No sería prudente congelar de forma generalizada los salarios de los funcionarios, sino realizar una actuación selectiva que afecte especialmente a quienes más ingresen por complementos y que, a la vez, garantice una reducción de la gran diferencia salarial que existe, tanto por las funciones ejercidas como regionalmente, dentro de la Administración pública española.