Regreso a la asamblea estudiantil

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

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26 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Logró el presidente Sánchez en su comparecencia de ayer, evitar opinar sobre los últimos incidentes en torno a Podemos, sus socios de Gobierno. Contratiempos que van desde una descalificación a la compañera de gabinete y ministra de Educación, a la presunta financiación irregular del partido, pasando por los escraches a los que son sometidos Pablo Iglesias, Irene Montero y sus hijos. Y las posteriores amenazas, como respuesta. De nada de ello habló el presidente y cuando lo hizo remitió a las instancias judiciales. Que es decir nada.

Porque no todo hay que fiarlo a la Justicia. Un presidente ha de ejercer como tal. Porque tan anormal es la descalificación a una miembro del Gobierno echa por un compañero, como la boutade de que si continúan los escraches, puede reproducirse el acoso al Rey, a empresarios o a periodistas en sus domicilios. Y decimos reproducir porque en la memoria de todos están los que vivieron políticos, empresarios, periodistas y allegados y que entonces fueron considerados como «jarabe democrático», frente a lo que hoy llaman acoso e incitación al odio.

Los que creemos que los escraches no pueden formar parte de nuestras vidas, censuramos también los de Iglesias y Montero. Como lo hicimos siempre. Pero de ahí a combatirlos con amenazas; o mejor, con chantajes, va un trecho. No puede una fuerza democrática, que además es parte de un Gobierno, recurrir al apercibimiento y al ultimátum con utilizar las mismas armas que reprochan. Y que son reprochables.

Entre la financiación, los escraches y otros capítulos similares ocurridos en los últimos tiempos, la formación morada parece haber entrado en una dinámica arriesgada. Puede incluso que alocada. Parece como si aún no hubieran asumido sus líderes que forman parte del Gobierno de un país que lo que precisa es estabilidad y gestión y no atizar hogueras. Y que continuasen liderando las asambleas estudiantiles de la Facultad de Ciencias Políticas, donde todo vale. Del atuendo estudiantil tenían que desprenderse al llegar a la Moncloa, pero por lo visto les cuesta trabajo y no les es posible.

Y esta situación no deja alternativa al presidente Sánchez que no puede ni debe permanecer como un mero espectador. Los incidentes se están acumulando y se hace necesaria una llamada al orden para reconvertir la actuación de quienes le ayudan a gobernar el país. Tiene que ser Pedro Sánchez el que imponga su autoridad y acabe con estos contratiempos que no solo dañan a Podemos, sino que tampoco favorecen el clima democrático. Porque no parece muy democrático, que se amenace desde un Gobierno europeo con utilizar las mismas armas, los acosos a periodistas y empresarios, que reprueban.

Cleóbulo de Lindos, uno de los siete sabios de Grecia, aconsejó refrenarse antes «de pronunciar palabras amenazadoras». Claro que también dejó dicho que «nada hay en el mundo tan común como la ignorancia».