Historia de una pandemia

Carmen Leyte Coello EN LINEA

OPINIÓN

JCCM

09 jun 2020 . Actualizado a las 14:47 h.

Soy médico de atención primaria. He ejercido mi profesión durante 30 años, 28 de ellos en el concello de Cartelle. Desde el año 2008 estoy en servicios especiales, pues soy senadora del Partido Popular por la provincia de Ourense. El SARS-CoV-2 se presentó en mi domicilio, como esos auto invitados a los que tienes que abrir la puerta muy a tu pesar. Entró de lleno afectándonos a mi marido y a mí. Él tuvo que ser hospitalizado durante 12 días, como otros tantos sin más comunicación que la que facilitan las nuevas tecnologías; mientras yo, paciente impaciente, quedé en mi domicilio con la única compañía de mi gato y la asistencia de los buenos samaritanos que me dejaban la compra en la frontera entre mi hogar y el resto del mundo.

Es en esos días cuando valoras lo que somos y el sistema sanitario que tenemos, cuando eres capaz de entender la importancia de ciertos servicios y herramientas, como el 112; el 061; el programa de seguimiento Telea, que mantiene un contacto diario con los enfermos domiciliarios aportando seguridad asistencial; la implicación de los servicios de preventiva, con llamadas de seguimiento a todos los contactos; los servicios de urgencias; de enfermedades infecciosas; neumología, atención primaria…

A lo largo de muchos años, hemos sufrido el mantra de que se quería desmantelar la sanidad pública y, en general, todos los servicios públicos. Y digo mantra porque han pasado todos esos años sin que hubiese un solo indicio que diera veracidad a esa afirmación. Más bien al contrario, la gestión de los gobiernos del Partido Popular es y ha sido garantía de eficiencia y buena organización.

Galicia es un buen ejemplo. Incluso en los peores años de la crisis del 2009, con aquella famosa frase de «hacer más con menos», se decidió la construcción del Hospital Público Álvaro Cunqueiro en Vigo, teniendo que enfrentarse a una campaña atroz con las peores acusaciones, demostrándose posteriormente todo aquel montaje, absolutamente falso, y evidenciando a día de hoy que el área sanitaria de Vigo tiene uno de los mejores hospitales de España.

Llegó el coronavirus y cambió el panorama de nuestras vidas. El Gobierno gallego reaccionó con presteza. 48 horas después de que la OMS declarase al coronavirus como pandemia, Galicia declaró la situación de emergencia sanitaria y creó un centro de coordinación operativo transversal. Mientras España estaba a la espera, la Xunta ya tomaba decisiones elaborando protocolos sanitarios. Uno de los éxitos de esta gestión fue conseguir material sanitario, de protección y test antes de la declaración del estado de alarma. Después, en cuanto lo permitió el mando único nacional, Galicia utilizó la infraestructura comercial de importantes empresarios gallegos para facilitar la consecución de este material.

Los resultados no son porque sí. No es casualidad que, de las 17 comunidades autónomas, más Ceuta y Melilla, Galicia tenga los mejores índices de superación del covid-19. No es casualidad que siendo de las regiones más envejecidas de Europa y contigua a poblaciones tan castigadas por el coronavirus, Galicia esté en los mejores ránkings de morbilidad y mortalidad.

Será que Galicia, por mariñeira, además de tener un magnífico capitán tiene una tripulación con «sentidiño», la que formamos todos los gallegos y gallegas.