El arte del rectificado

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

11 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Como si se tratase de una nueva técnica pictórica, equiparable al descubrimiento de ciertos pigmentos y aglutinantes, se alza sobre nosotros una novedosa disciplina: el arte del rectificado. Resulta memorable observar cómo semana a semana se rectifica lo anterior y cómo contarlo (objetivamente) hasta es motivo de oprobio: te llaman desleal. Porque la lealtad se entiende para con el Gobierno. Y si no eres leal, felón. Y si te niegas a cerrar los ojos, traidor. Y si te abstienes en una votación, careces de sentido común y has cometido un error histórico: eso les han dicho grosso modo a todos los simpatizantes populares. Sin embargo, eres fantástico aunque escribas: «La vida y la salud de los madrileños y madrileñas, es lo primero. Por delante de cálculos partidistas, economistas o propagandistas está la seguridad. El Gobierno de la Comunidad de Madrid, ejemplo de gestión ineficaz e irresponsable ante la crisis del Covid» (PSOE, 8 de mayo a las 21.12 horas). El Gobierno haciendo oposición a la oposición. Oposición leal, sin duda. ¿Cómo el PP puede soportarlo? Pues lo soporta. Como soporta que el Gobierno vaya a las reuniones de los domingos con las autonomías, sin tener en cuenta su opinión, con decisiones tomadas el sábado. Como soporta que digan una cosa y la contraria: los ERTE ligados a la alarma o ligados al voto de Ciudadanos. Y como soportó todo lo vivido hasta aquí. ¿Y aún llaman desleal al PP?

Siempre afirmé que rectificar es de sabios. Pero rectificar constantemente no es de sabios, sino de (anote, lector, el adjetivo). Entiendo que ante una situación calamitosa la Administración deba implementar nuevos modos de enfrentarse la ella y flexibilidad: rectificando. Pero hay rectificaciones que dicen muy poco de las decisiones rectificadas. Empecemos con las peluquerías en el primer día de la alarma. Sólo algún ser clarividente podría poner en servicios mínimos a los peluqueros, que tienen un trabajo que impide toda distancia. Después fuimos rectificando asuntos más serios. La compra de material, por ejemplo (un éxito de Illa). Rectificamos poner o quitar mascarillas, hacer test masivos o no, que los mercados abran o cierren, que los niños saliesen a un lugar o a otro... pero ninguna rectificación más potente que las que sufrirá el plan de desescalada. Eso sí, hay cosas que no rectifican. Su mensaje del 8 de mayo a las 21.12 sigue ahí. El arte del rectificado es nuestra herida.