Nuestros héroes sin capa

Mané Calvo, consejero delegado del Grupo Calvo

OPINIÓN

María Pedreda

20 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada día a las ocho de la tarde miles de hogares en toda España se asoman a sus ventanas para agradecer con un sonoro y sincero aplauso la labor del personal sanitario y de las fuerzas y cuerpos de seguridad que en estos momentos tan dramáticos están haciendo una labor social única como primera línea de lucha contra la pandemia.

Creo que entre esas personas a las que cada día agradecemos su compromiso y su dedicación, también están los miles que siguen acudiendo a sus puestos de trabajo para asegurar la continuidad de la producción y distribución de alimentos. Entre ellos, trabajadores del campo y del mar, de las fábricas, mayoristas, transportistas, repartidores, dependientes, cajeros y reponedores de establecimientos de alimentación, que con su esfuerzo y profesionalidad están haciendo posible el abastecimiento de alimentos a millones de hogares, haciendo que las condiciones de aislamiento sean mucho más llevaderas para todos. Son todos ellos, héroes también en esta situación.

Nuestros colaboradores en la planta de Galicia, junto a los de nuestras fábricas en El Salvador y Brasil, están demostrando un compromiso con la empresa y con nuestros consumidores digno de admiración, aportando su esfuerzo diario para atender la mayor demanda de conservas que existe en nuestros mercados en estos momentos. No puedo menos que reconocer, admirar y agradecer públicamente su compromiso con el proyecto Grupo Calvo desde hace 80 años: ofrecer alimentos saludables a personas en todo el mundo.

Desde el comienzo de esta crisis la industria de la alimentación y la distribución han demostrado ser esenciales para el país. Aquí mismo, en Galicia, contamos con un pujante sector agroalimentario, cuyo mejor ejemplo es la industria conservera que viene llevando a cabo una importante transformación tecnológica, que cuenta ya con una gran capacidad de producción y distribución nacional e internacional, y que va a ser fundamental tanto en esta fase crítica de la pandemia, como en la fase posterior de recuperación.

Estamos viviendo una situación sin precedentes que exige tomar decisiones de forma ágil y eficaz. Nosotros mismos, en las últimas semanas hemos tenido que replantear la operativa de nuestras fábricas para dar respuesta a la demanda de productos a la vez que garantizábamos la salud de nuestros colaboradores con nuevos protocolos de seguridad que incluyen medidas adicionales de control de acceso, equipos de protección adaptados y desinfección de zonas de trabajo entre turnos, entre otras cuestiones.

Es difícil saber cómo será el mundo después de esta pandemia porque dependerá de cuánto tiempo nos lleve contenerla, de cómo abordemos la desescalada de las medidas actuales y de la recuperación de los sectores más afectados, pero seguramente este sea un punto de inflexión en lo que asumíamos como «normalidad».

No me cabe duda de que la industria alimentaria tendrá que ser cada vez más ágil y tener una mayor capacidad de adaptación ante circunstancias cambiantes. En este sentido, lo que estamos viviendo hoy y el hecho de mantener cierta actividad en las factorías, en los proveedores, en el transporte de mercancías, nos permitirá tener un punto de partida sólido desde el que iniciar la recuperación.

De forma paralela, a corto y medio plazo, será prioritario que las administraciones públicas diseñen diversas y potentes medidas de impulso al consumo, así como que acometan el reforzamiento de iniciativas de apoyo fiscal y financiero para muchos pequeños y medianos negocios que hoy están cerrados y, por supuesto, para los hogares más afectados por la situación.

Para todos ellos y para todas las personas que trabajan en la industria de la alimentación y la distribución irá mi aplauso hoy a las ocho esperando que esta situación acabe pronto.