Uno no escoge

Cristina Sánchez-Andrade
Cristina Sánchez-Andrade ALGUIEN BAJO LOS PÁRPADOS

OPINIÓN

Pedro Puente Hoyos | Efe

28 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno no escoge nada más que tres o cuatro cosas en la vida, y esas no suelen ser las importantes. Uno no escoge estar metido en la casa, ni no poder trabajar y ver cómo todo lo que ha construido, y por lo que ha luchado durante años, se le puede ir al garete en quince días. Uno no escoge arruinarse. Uno no escoge ponerse malo, ni sufrir por los que más queremos. Uno no escoge perder a un ser querido. Y siempre podremos quejarnos de que se hizo mal, de que alguien nos impuso una manera de proceder que no era la correcta, de que nadie nos avisó y no tuvimos tiempo para reaccionar, de que no estamos preparados (¿quién está preparado?). Uno no escoge, pero en esta crisis hay cosas bonitas y reseñables: el trabajo infatigable y arriesgado de los sanitarios españoles; el homenaje a través del aplauso que les damos desde nuestros balcones (que es, también, un homenaje a nosotros mismos), todos los días a las 8; las ganas de que todo siga y nada se pare, intentando trabajar a través de la pantalla del ordenador o estableciendo rutinas; el calor de la familia y los ratos que tenemos ahora y que antes resultaban difíciles de sacar; el sentido y el valor de un hogar, de tener un sitio en donde refugiarnos; los mensajes de ánimo de amigos y familiares; la creatividad del pueblo español, que una vez más saca su humor a través de vídeos, dibujos y frases que se prodigan por las redes y que, en medio de la desesperación, nos hacen reír a carcajadas. Lo sé: albergamos el pensamiento secreto de que nuestro futuro es inquietante y nos da miedo hablar de ello. Pero a esto me gustaría añadir algo más: la elección de la actitud personal ante las circunstancias que ya no se pueden cambiar, la decisión de cómo ha de proseguir la vida a partir de ahora, nuestra manera de afrontarla, el tipo de persona en la que nos estamos convirtiendo, es una elección íntima y personal que únicamente nos atañe a nosotros. Uno no escoge, pero nadie puede cerrar los ojos y atarse las manos. Existe un deber de amor que cumplir.