El coronavirus de Wuhan es muy pequeño, como todos los virus, pero es un matón. De hecho ha matado, en el momento que escribo, a más de 3.000 personas y ha infectado a cerca de 100.000 en todo el mundo. Según los expertos, la enfermedad provocada por el COVID-19 es como una gripe benigna y, de hecho, la mayoría de los infectados por el coronavirus se recuperan sin problemas.
Sin embargo, el virus está siendo matón con la economía. No se sabe por qué extrañas razones las bolsas se derrumban con pérdidas millonarias ante la amenaza de la extensión de la enfermedad provocada por el coronavirus. Además, a causa de las férreas medidas tomadas por las autoridades chinas, se han dejado de fabricar muchos de los bienes que China envía a todo el mundo, con repercusiones en cadenas de montaje de automóviles, prendas textiles, etcétera. Entre los perjudicados está una cerveza que alguien ha asimilado al coronavirus.
Por culpa del matón, el turismo está cayendo en picado por miedo al contagio en este mundo global, se suspenden acontecimientos deportivos o se celebran a puerta cerrada. Pronto se verán afectados gimnasios, bares, restaurantes, templos religiosos y otros lugares de reunión. Hay que mantener la calma, evitar la alarma y seguir los 10 consejos que la OMS ha dictado para protegerse del virus (La Voz de Galicia. 3-3-20).