Consejo de Ministros ojo de pez

OPINIÓN

Eduardo Parra | Europapress

15 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta no es una foto de la España vaciada. Aquí casi no cabe un alfiler, ni siquiera para hacer vudú con el vecino una vez que de la cortesía y los buenos modales se pase —es parte de la condición humana y ministerial— a los rencores y las moscas detrás de las orejas. Para retratar ayer a este Consejo de Ministros tan espléndido en sonrisas y generoso en nóminas fue casi necesario un ojo de pez, un objetivo que cubre 180 grados y no deja detalles fuera, aunque los deforma. La imagen tiene un poco de memoria histórica porque recuerda a las familias franquistas —por el número de comensales, no por la ideología, claro— y otro poco de memoria cristiana, al estilo última cena, aunque aquí los apóstoles sean casi el doble, no haya constancia, todavía, de un Judas Iscariote y, por las horas que corren, se trate, en realidad, más que de la última comida del día, del primer aperitivo. A ver cómo lo digiere España.