Aún pueden rectificar

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Cartel de la película «Los odiosos ocho», de Tarantino.
Cartel de la película «Los odiosos ocho», de Tarantino.

07 ene 2020 . Actualizado a las 09:56 h.

¿Dónde están los buenos modales? ¿Y el respeto a los demás? ¿Dónde quedó la cortesía parlamentaria? ¿Y el sentido de Estado? ¿Saben estos tipos lo que es la buena educación? ¿Recibieron en algún momento de sus vidas lecciones de urbanidad? ¿A estos es a los que les pedimos diálogo, negociación y acuerdos? ¿Sabemos a quiénes hemos elegido para que nos representen? Aún más, ¿saben lo que es una democracia?

Si hace no mucho hubiéramos visto lo que vimos en el Parlamento, creeríamos estar asistiendo a una película de Tarantino. Porque es difícil imaginar un espectáculo más feroz y rastrero que el que protagonizaron un grupo de sus señorías fanáticas, en las últimas horas. Hubo de todo. Como en las barras americanas. Insultos, reproches y amenazas. A quien la mayoría de españoles dieron sus votos fue tildado de charlatán, villano, estafador, falso, prevaricador, golpista, analfabeto, mentiroso y sociópata. Nuestra democracia, de fraude. El futuro Gobierno, de ilegítimo. Y la coalición, de Frente Popular. Eso dentro, porque fuera esta España moderna y democrática se compara a la del 36, mientras un eurodiputado pide la intervención de las fuerzas armadas y un concejal, que Sánchez acabe en la horca como Mussolini.

La escalada dialéctica de sus señorías debe de resultarnos profundamente preocupante. Porque la legislatura se inicia, si se inicia hoy, con una tensión inimaginable y con dos bloques enfrentados que no van a poder entenderse. Alguien debería de hacerles entrar en razón porque corremos el riesgo de que se colapse el sistema parlamentario. También la democracia. También la vida política y social. Nos están ganando el fanatismo y las bravuconadas.

Uno de los libros de más éxito de estas fiestas es La era del enfrentamiento, del francés Christian Salmon, en el que asegura que vivimos tiempos de hostilidad y caos porque las ideas, la palabra y la deliberación democrática pasaron a mejor vida. Y que lo que impera es el enfrentamiento por falta de relato. Eso a nivel global. En España, además instalamos el gamberrismo y el matonismo en nuestras instituciones. En la sesión de hoy están a tiempo de desmentirlo.