El año en el que España tocó fondo

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

02 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A la hora de escribir este artículo dudaba entre hacer un balance sobre el año que se acaba de ir o analizar las perspectivas del que acaba de llegar. Sin querer amargarle a nadie lo que nos queda de fiestas, confieso que ambas tareas son igual de deprimentes. El 2019 fue el año en el que la política española tocó fondo. Tras celebrarse nada menos que dos elecciones generales, son los partidos independentistas más desleales con España los que van a decidir su futuro. El espectáculo ofrecido por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tras los comicios de abril, en el que dejaron claro con graves descalificaciones personales que su ego está por encima del interés de los españoles, dio paso luego, tras estrellarse ambos en unos nuevos comicios, a un forzado abrazo con el que pretenden convencernos de que este es el comienzo de una hermosa amistad. Muy pronto comprobaremos, sin embargo, que tras alcanzar uno su único objetivo, que era ser investido a toda costa, y el otro su sueño de convertirse en casta gubernamental, lo que nos espera es una competición por ocupar minutos en el telediario y un navajeo interno oculto tras las sonrisas de complicidad. Nos prometen ambos poco menos que la felicidad universal por decreto, pero sin decir una palabra de cómo se va a pagar esa inmensa fiesta. Algo que augura más déficit, más deuda, más impuestos y más paro, además de la ralentización de la economía en 2020.

En el 2019 asistimos a la ignominia insólita de que un Gobierno autonómico alentara desde el poder la violencia y el vandalismo en las calles en Cataluña y la ira contra el Estado democrático como respuesta a una sentencia judicial. La cruel paradoja es que esos mismos independentistas son los que van a dictar en el 2020 quién gobierna en España y cómo debe reformarse la estructura del Estado, en lo que va a ser un ejercicio de demolición del modelo territorial surgido de la Transición y sustentado en la Constitución. En el 2019, los mismos que encumbraron a Manuel Marchena como el mejor jurista de España y el último gran hombre de Estado, lo tacharon luego de botarate por hacer una chapuza de sentencia y permitir con su innecesaria consulta al Tribunal de Justicia de la Unión Europea que Junqueras y Puigdemont puedan pasar de ser un delincuente condenado por sedición y un prófugo de la justicia a ejercer en 2020 como eurodiputados inmunes.

En el año que se va, los errores inmensos de Ciudadanos hicieron que una fuerza política moderada en la que muchos vieron la esperanza de la regeneración de España se hundiera para ser sustituida por una derecha reaccionaria y carpetovetónica como Vox, que nada va a aportar al progreso y la concordia en el 2020. El 2019 fue también el año en el que el PSOE rehabilitó políticamente a EH Bildu, heredera de ETA. Y se cerró, por fin, con la vergüenza de que el PNV impusiera al futuro Gobierno cuestiones que no afectan al País Vasco, sino a Navarra, y con Sánchez doblegándose ante ERC y aceptando un nuevo referendo en Cataluña. Triste balance y peores perspectivas, Pese a ello, feliz año nuevo para todos.