Chupa la gamba

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

Jesús Hellín | Europa Press

19 dic 2019 . Actualizado a las 12:53 h.

En las comidas navideñas las gambas son un clásico, un manjar para chuparse los dedos y del que, frecuentemente, chupamos las cabezas. Esta práctica ha sido desaconsejada por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición ya que esa parte del marisco contiene una gran cantidad de cadmio. No seré yo quien lo discuta.

El cadmio es un metal pesado que no solo está presente en los crustáceos o en su cabeza, sino también en otros muchos alimentos, desde los riñones o el hígado a las algas marinas, el cacao, las hortalizas; pescados como la melva, la anchoa o la sardina lo contienen en diferentes proporciones. El cadmio se acumula en los riñones, donde causa daños en el mecanismo de filtración, además de efectos sobre el sistema inmune, el sistema nervioso central, etcétera.

Pues bien, la prensa ha publicado que el límite admisible en el consumo de las cabezas de gambas es de 125 gramos a la semana, esta cantidad equivaldría a tomar medio kilo de gambas cada siete días, más o menos 24 kilos al año. Los datos de consumo de gambas y langostinos a nivel nacional muestran que cada ciudadano consume en torno a un kilo de estos productos cada año, lo que, aun con las correcciones necesarias, dista mucho de la cifra anterior.

He visto también que las gambas y langostinos congelados están en torno a 15 euros el kilo; la gamba fresca de Huelva está por encima de 50 euros. Calculen el gasto necesario para atiborrarse de cadmio, y recuerden el salario medio de nuestro país, y estarán de acuerdo conmigo que la alerta no es procedente. Es verdad que puede haber algún gambadependiente, por supuesto rico, que consuma un kilo de gambas al día, pero, dejando aparte las excepciones, si alguien se come esa cantidad, como si ingiere diariamente un kilo de riñones o de hígado, el cadmio será su menor problema; simplemente, es un trastornado.

Cuestión aparte sería que existieran evidencias que muestren que en Garrucha o El Puerto de Santa María la prevalencia de enfermedades derivadas de la ingesta de cadmio es mayor que en el resto del país, o que estas son más frecuentes entre la población que consume más crustáceos. Si este no es el caso, la única recomendación razonable es que en estas fiestas coman de todo con moderación.

No quiero bromear con la salud y creo, además, que tenemos muy buenos mecanismos de seguridad alimentaria; en este sentido, como en otros, España es un país seguro. Por ello creo que es importante diferenciar entre una verdadera alerta alimentaria, como la reciente sobre la listeriosis, y una dudosa recomendación a través de una cuenta de Twitter que mina la credibilidad de la agencia, además de tener incidencia en un sector que en estas fechas facturan más del 60 % anual.

En fin, como dice la canción: «Chupa la gamba».