La razón y la victoria

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

18 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«En política lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno», decía Konrad Adenauer, primer canciller de la República Federal Alemana y uno de los padres de la Europa comunitaria. Y en la búsqueda de que se les dé la razón han basado su nueva campaña nuestros políticos. Con diferentes resultados, como acabamos de ver, pero con muy parecidos propósitos. Y probablemente convencidos de que, como bien aseguraba el líder británico Winston Churchill, «la democracia es el peor sistema de Gobierno, con excepción de todos los demás». Por eso acudimos regularmente a estas citas con las urnas. Porque la democracia es la necesidad de inclinarse de vez en cuando ante los ciudadanos para lograr un acuerdo estadístico que merezca nuestro respeto.

En España acabamos de hacer ese ejercicio electoral democrático, con unos resultados que parecen querer complicárnoslo todo un poco más. Basta recordar el anterior viacrucis electoral para darse cuenta de que no hemos mejorado nada y que se están logrando acuerdos que se hubieran podido conseguir en mejores condiciones con los resultados de las anteriores elecciones. Pero Pedro Sánchez estaba seguro de poder mejorar aquellos resultados, sin tener que plegarse a unos pactos que ahora considera simplemente inevitables. Y en ello estamos, cuadrando el círculo de la democracia.

Decía el presidente francés Charles de Gaulle, restaurador de la democracia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, que había llegado a la conclusión de que «la política es algo demasiado serio para dejarlo en manos de los políticos»… Y uno acaba por sospechar que esta es una gran verdad. Pero la realidad es que tampoco las democracias son siempre perfectas ni están encabezadas por genios o adivinos. Los errores de los políticos son también nuestros errores, es decir, los errores de los votantes. Y por eso se producen situaciones como la de ahora en España, con los políticos convocados a no emponzoñar la situación y facilitar el proceso de búsqueda de acuerdos, para dar con la tecla de un Gobierno eficaz y con suficientes respaldos. En esta laguna chapoteamos ahora, salpicados de incertidumbre y desconcierto. Porque lo importante no es que tengan razón, sino que se la demos.