El abismo argentino

Carlos G. Reigosa
carlos reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

Mabel Rodríguez

19 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Como si se tratase de una tentación irresistible que emana periódicamente del pasado, Argentina vuelve a asomarse una vez más al precipicio económico, tras el negro lunes electoral del pasado día 12. Es como si el peronismo-kirchneriano, derrotado en su día por el presidente Mauricio Macri, hubiese recuperado su aliento con Alberto Fernández, que no representa precisamente unas esperanzas muy novedosas. 

¿Algo increíble? No en Argentina, donde este proceso es un viejo conocido. De hecho, aún podría producirse un diálogo útil entre Mauricio Macri y Alberto Fernández después de estas primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), pero no ocurrirá, porque el rudo encono tiene una acreditada historia que demanda más lucha.

Para acabar de perfeccionarlo todo, con el vencedor Alberto Fernández llegaría también Cristina Fernández de Kirchner, que ya ha mostrado su propósito de ocupar una vicepresidencia ejecutiva. ¿Preocupante? A la vista está su pasado gestor plagado de despropósitos. Pero Argentina es así: el veterano peronismo siempre está ahí, como una alternativa, sean cuales sean los fracasos acumulados en el pasado, en el presente o en el futuro. Es una singularidad de la que no parece que vaya a librarse nunca este país.

Es cierto que Macri ha decepcionado con sus promesas incumplidas, con las subidas de precios y con el aumento de la pobreza. Con ello trataba de enmendar los excesos del kirchnerismo, pero debería haber sido consciente de que el precio de las medidas de austeridad que adoptó lo iba a pagar él. La subida de precios y el aumento de la pobreza los han anotado los peronistas como titulares principales de su protesta.

El 27 de octubre habrá en Argentina unas elecciones en las que puede resultar elegido Alberto Fernández. Si esto ocurre, retornará el peronismo y volverá Cristina de Kirchner. Macri tiene posibilidades de resistir el embate, pero ya sabe que no está en el momento de mayor apoyo público. Por un camino de sensatez política, ha desembocado en el descontento ciudadano. Y ahora trata de peronizar su mensaje.

Macri y Fernández echarán su pulso ante el abismo. Mientras, el peso se deprecia y la inflación rebrota.