Los éxitos de las chicas en el Mundial de fútbol están haciendo historia y plantando su huella en el gran monopolio masculino de las principales disciplinas deportivas. Pese a ello, su repercusión sigue a mucha distancia de la fama y la épica apabullante que alcanzan las competiciones donde son los hombres los que se la juegan. También aquí las mujeres tienen aún que pelear el triple para poder brillar.
A través de la pantalla del televisor, tan novedoso como verlas a ellas disputándose el balón sobre el césped resulta escuchar sus jugadas narradas con voces femeninas, como están haciendo de forma pionera las locuciones de Gol. Las periodistas deportivas se han venido ganando desde hace años su merecido hueco en la pantalla. Los debates ya contaban con mujeres analistas para los partidos masculinos. Y ahora se franquea la barrera de la retransmisión en directo, un nuevo paso adelante aunque se trate de una categoría minoritaria. Es bueno mirar atrás y no olvidar que hace apenas siete años, durante la celebración de la Eurocopa masculina del 2012, Sara Carbonero, entonces reportera a pie de campo para Telecinco, se convirtió en el saco de boxeo contra el cual se desasnaron muchos con un combinado de fútbol y mala leche que se hizo viral y se convirtió en termómetro del machismo ibérico.