Morir matando en Sri Lanka

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

DIVYAKANT SOLANKI

24 abr 2019 . Actualizado a las 07:21 h.

Ocho atentados en serie han sacudido a Sri Lanka y conmocionado al mundo entero. Pese a los avisos de los servicios de inteligencia internacionales, parece que la falta de coordinación de varios departamentos de ese país, derivada de los desencuentros continuos entre el presidente Sirisena -quien controla las fuerzas de seguridad- y el primer ministro Wickremensighe han propiciado esta tragedia, que se ha saldado con casi un millar de personas muertas o heridas.

Teniendo en cuenta que se siguen descubriendo y haciendo estallar más artefactos explosivos, es preciso valorar que la magnitud de este golpe podía haber sido todavía mayor. De momento, las fuerzas de seguridad esrilanquesas han procedido a la detención de sospechosos y el Gobierno ha decretado el toque de queda.

Y aunque nadie ha reivindicado esta cadena de atentados suicidas, todo apunta a que han sido obra de un grupo terrorista islamista. Fuentes oficiales señalan que un grupo local, National Thowheeth Jam’ath -conocido por sus siglas NTJ-, algo así como la organización nacional para el monoteísmo o la fe única, según como se traduzca, podría estar implicado en la matanza.

Sin embargo, dada la coordinación de los ataques, casi todos a las 08.45 horas, y la ejecución simultánea en diferentes lugares e incluso ciudades, todo parece que ha sido planeado y llevado a cabo bajo la dirección de una organización mucho más grande y con logística internacional, lo que nos lleva casi automáticamente a pensar en Daesh.

El Estado Islámico puede haber desaparecido del ámbito físico al haber sido erradicado de Siria e Irak, pero ahora es mucho más peligroso porque se ha extendido por toda la tierra. Tiene muchos adeptos camuflados y dispersos que dominan el mundo virtual y, tal y como se ha demostrado, están deseando morir matando.