La meningitis, usted y yo

Cristina Regojo FIRMA INVITADA

OPINIÓN

fasd

07 abr 2019 . Actualizado a las 16:19 h.

Tenía cuatro años cuando sufrí meningitis. Fue en 1981, año en el que Galicia fue golpeada por la mayor epidemia de Meningococo C de Europa Occidental. Miles de niños afectados y cientos de fallecimientos. Tuve suerte, y estoy aquí para contarlo. Desde entonces padezco una hipoacusia bilateral profunda. Sí, no me canso de decirlo, sordera total, y no hablo lengua de signos. Mis padres fueron unos valientes en aquellos tiempos donde el pronóstico para un sordo era fatalista.

Decidí estudiar Medicina porque desde niña quería acabar con la meningitis. La etapa universitaria no fue nada, nada fácil. Mi marido era mi compañero de clase y me ayudaba con las dudas y los apuntes. Cuando llegó el momento de elegir la especialidad tuve que cambiar el rumbo porque la pediatría no era posible para mí en aquel momento. El mejor fonendoscopio electrónico no me daba seguridad. Opté por el laboratorio porque me permite trabajar de forma autónoma sin depender tanto del oído. Además, la medicina vista desde un microscopio es más agradecida. Hoy, que llevo un implante coclear y que estoy conectada inalámbricamente a unos accesorios, sí que podría auscultar con una seguridad mucho mayor. Me encantaría ver a médicos sordos en la uci, en las consultas pediátricas... Falta mucha formación en ese sentido. Los sordos oralistas que nos adaptamos a la sociedad somos una minoría. Somos una discapacidad invisible. Necesitamos que nos hablen despacio y que tengamos toda la tecnología necesaria para facilitarnos la vida.

El pasado fin de semana tuvo lugar en Vigo el Primer Encuentro Nacional de Afectados de Meningitis y Sepsis. El doctor Martinón Torres nos puso al día sobre la enfermedad y sus vacunas .

Nos volvimos a casa con las pilas cargadas y con una larga lista de cosas por hacer. La Asociación Española contra la Meningitis la creamos hace tres años cinco afectados y yo para dar respuesta a una necesidad social. La meningitis no es un problema cuantitativo de salud pública. Antes muere la gente de cáncer, enfermedades cardiovasculares o accidentes de tráfico. Se trata de un problema cualitativo en tanto que afecta mayoritariamente a nuestros niños y jóvenes , pero también puede recaer a personas de otra edad. La meningitis ha disminuido gracias a la vacunación sistemática contra el Haemophilus influenza tipo B, Meningococo C y Neumococo. Pero sigue habiendo afectados de las bacterias que no están incluidas en el calendario de vacunación. No se entiende cómo algo que hace tanto bien a la comunidad y que previene una enfermedad con un 10% de mortalidad y un 20 % de secuelas, dependa del bolsillo de los padres provocando una gran desigualdad. Si su hijo nace en Castilla y León tendrá la vacuna contra el Meningococo B incluida. Si nace en Galicia, no. Si encima tiene la mala suerte de que su hijo se enferma por meningitis B y Dios no quiera, fallezca, qué le explicas a esos padres que no pudieron vacunar a su hijo porque no tenían medios. ¿Cuántos niños tienen que morir y cuantos afectados con graves secuelas tiene que haber para que el Gobierno se decida de una vez por todas a aprobar un calendario vacunal común para todas las comunidades que incluyan la vacunas contra el Meningococo B y la tetravalente contra los Meningococos A C W Y no solo en los adolescentes sino también en los lactantes? Desde la Asociación Española contra la Meningitis velamos por la salud de los españoles y nuestro mayor deseo es erradicar esta enfermedad.

 www.contralameningitis.org