Sinsentidos en entroido

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

28 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Feijoo ganó sus primeras elecciones, o cuando las perdió el bipartito, escribí: «He votado por mí y he perdido». Sé que el futuro es más complejo e incierto que aquel de hace diez años. Perder carece de importancia, pero uno no puede sustraerse a los sinsentidos que observa en estos tiempos de entroido. Sinsentidos que al reconocerlos nos alivian la realidad.

Reconocido al confirmar que por encima de los poderes democráticos hay otros poderes que los interfieren en su propio beneficio. Digo por ese banco y su presidente -nombrado por el poder político- que con desfachatez y desmesura se lanzó a espiar al Gobierno y a los gobernantes. Desde la caída de los dioses, desde el asunto Antibióticos y Banesto, o desde la tercera ola de privatizaciones de empresas públicas de Aznar, nada que hubiese llegado tan lejos se había publicitado. Poco y mal, pero suficiente para saber de merodeadores ocultos que tuercen la sociedad.

Reconocido porque Ciudadanos, los Populares o Vox sigan magreando sobre Cataluña en su propio beneficio. Hasta el extremo inimaginable de empoderar como interlocutor a Puigdemont, el mayor hacedor de conflictos sin solución entre los muchos que hay en la derecha catalana. Agradecido de ver la despedida de Arrimadas de su Cataluña que la consagró, ¿para qué?, en los parterres de Waterloo.

Reconocido al observar los rigodones de Torra, que se dice presidente de la Generalitat, cuando se encuentra en el mismo lugar que el rey. Rigodones que se convierten en bailes agarrados si de los piquetes independentistas se trata. Piquetes que desprecian, con otros de la derecha, la memoria de republicanos y exiliados en un homenaje debido a un presidente de la República y a un poeta exiliado por el presidente del gobierno de España.

Reconocido porque con Torra se evidencia el error de la derecha catalana que, por querer mandar sin concesiones, no dudó en apurar la confrontación nacionalista para mantenerse en el poder. Agradecido porque un Artur Mas, en beneficio de los suyos, inventara un Puigdemont mesiánico y luego huido.

Reconocido porque Casado va del caño al coro y del coro al caño con las leyes de aborto y violencia de género, falseando lo vivido.

Reconocido por no entender un proyecto político de confluencias llamado En Marea que, tras un éxito electoral relativo, ha sido incapaz de hacernos conocer su proyecto para Galicia y demostrar que la confluencia de tantas individualidades desiguales era posible.

Reconocido porque en la banda zurda, o así, se presenta un nuevo partido para acoger a «moita xente disposta a combater a ditadura orgánica das grandes formacións». Dictadura orgánica que no debía de ser tal cuando, en víspera de elecciones, alguien ungió al nuevo líder de aquellos socialistas que quizá iban a perder la Xunta con la inestimable ayuda nacionalista.

Agradecido, en fin, por poder hablar con los amigos en esta Galicia esvaída, abrumada por tantos grandes éxitos de su gobierno.