España partida en dos

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

24 feb 2019 . Actualizado a las 07:54 h.

En los regímenes que, como el español, son parlamentarios, el supremo interés de las elecciones generales para la casi totalidad de los votantes es contribuir a formar la mayoría que elegirá luego al jefe de gobierno. Porque las legislativas son, inevitablemente, elecciones parlamentarias, pero también presidenciales.

Pues bien, según la encuesta de Sondaxe publicada por La Voz, la elección del futuro presidente está en España completamente abierta a día de hoy: los partidos del centro, la derecha y la extrema derecha (C’s, PP y Vox) sumarían 167 escaños, con el 47 % de los votos; 155 los partidos de la izquierda y la extrema izquierda, con el 42,4 % de los sufragios (PSOE, Podemos, En Comú Podem, Compromís y En Marea); y 28 las fuerzas independentistas, con el 7,7 % de apoyo popular (ERC, PDECat, PNV y Bildu).

Y digo abierto sabiendo que, con hasta 12 partidos que podrían obtener representación, la atribución de escaños que realizan las encuestas resulta siempre compleja y arriesgada. En España existen 52 circunscripciones (50 provinciales, más Ceuta y Melilla), 33 de las cuales son de tamaño reducido (reparten seis diputados o menos), lo que determina que variaciones de cientos o incluso decenas de votos pueden decidir quién se lleva en ellas el último o los dos últimos escaños.

Por eso, el dato periodísticamente más llamativo de los que hoy se incluyen en la encuesta -el relativo a la composición del Congreso que tras los comicios deberá elegir presidente- ha de tomarse con reservas, aunque caben pocas dudas de que de ser el reparto final el que se indica en el sondeo España queda abocada a repetir la demencial situación vivida desde el pasado mes de junio: un gobierno en minoría del PSOE con el apoyo de Podemos frente a sus adversarios por la derecha y sometido por ello al permanente chantaje de los independentistas.

Aunque la realidad descrita podría indicar que el país está dividido en tres partes desiguales (para entendernos: el centro-derecha, la izquierda y los separatistas), lo cierto es que una lectura detallada del sondeo indica que la política de confrontación a cara de perro que nació con la llegada de Sánchez a la dirección del PSOE y se consolidó con el triunfo de su disparatada moción de censura ha partido al país en dos mitades: basta leer los datos sobre valoración del gobierno y de la oposición, sobre transferencia de voto o sobre valoración de los líderes políticos para constatar que el dirigente socialista tiene claramente enfrente a quienes recuerdan haber votado al PP o a C’s (no hay datos, por razones obvias, para Vox) y claramente a favor a los que afirman haber apoyado a la extrema izquierda y a los separatistas. Lo que indicaría que el PSOE ha consolidado con Sánchez la deriva izquierdista y pronacionalista que comenzó con Zapatero. Justo lo contrario del mensaje que está enviando el PSOE en la precampaña electoral.