El colchón sanitario

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

21 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La queja recurrente de Pedro Sánchez en su libro Manual de resistencia es que nadie, ni siquiera en su propio partido, le tomaba «en serio» cuando llegó a la secretaría general del PSOE. Lo que el presidente del Gobierno no parece entender es que todavía hoy resulta imposible tomarse en serio a lo que el llama su «persona». Lo es precisamente por frivolidades como esta. Publicar un libro hagiográfico mientras ocupa la presidencia del Ejecutivo. Y no precisamente para presentar su proyecto político para España, que habría tenido un pase, sino para contarnos secretillos de alcoba, aclararnos que ya sabe que es guapo y perpetrar una vendetta descalificando a los dirigentes territoriales de su partido que en su día le cuestionaron, cuando estos tienen que afrontar en tres meses unas elecciones autonómicas en la que serán la chufla de sus rivales, después de que su propio jefe de filas los ridiculice.

 No es posible tampoco tomarse en serio a alguien que asegura que su primera decisión política fue cambiar el colchón del dormitorio del palacio de la Moncloa en el que hasta ese día dormía Mariano Rajoy porque «dos que duermen en el mismo colchón acaban siendo de la misma opinión». ¿Era realmente necesaria semejante muestra de zafiedad y de mal gusto? Ya puestos, Sánchez podría habernos contado que desinfectó los sanitarios con lejía y salfumán por miedo al contagio político.

Además de los chismorreos infantiles y narcisistas que contiene este volumen, tampoco es serio que un presidente del Gobierno revele conversaciones con el jefe del Estado y mucho menos que pretenda hacer creer que el rey Felipe VI es gran admirador suyo y cómplice de sus políticas, o que falte al respeto a la reina diciendo que fue esta la que se acercó a él porque quería conocerle «personalmente».

Pero, yendo mas allá del contenido de esta obra ridícula que le perseguirá durante mucho tiempo, es imposible tomarse en serio a un político que carece por completo de una idea de España y cuyo proyecto de país, en caso de que tal cosa existiera, muta cada día en función de las circunstancias.

Mal está que los partidos hablen de pactos y vetos antes de que se hayan convocado siquiera oficialmente las elecciones. Pero peor aún es que Sánchez diga que está dispuesto a gobernar con los independentistas si dan los números, pero que si sale cruz lo hará con Ciudadanos. ¿Qué idea de España tiene alguien que aspira a gobernar dentro de dos meses con los que quieren liquidar la nación española violando la ley, pero también a formar Gobierno con un partido cuya razón de ser es precisamente combatir el independentismo con mano dura y defender a ultranza  la unidad de la nación? Es decir, que si la suma sale con los secesionistas, veremos a un Pedro Sánchez dispuesto a buscar una «solución política al conflicto» y pactar con quienes solamente aceptan la autodeterminación. Pero si la mayoría sale con Ciudadanos, entonces se convertirá en látigo del independentismo y defensor del Santiago y cierra España. Y luego se queja de que no lo tomen en serio.