En tiempos del Me Too

Sabela Pillado

OPINIÓN

02 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Corren vientos de cambio en el audiovisual, o eso parecen decirnos movimientos como el Me Too, iniciado en Estados Unidos pero con eco a nivel mundial, y cuyo detonante se ubicó en el mundo del cine. Uno de sus efectos directos a día de hoy es que, entre el revuelo y la reivindicación, y siguiendo líneas ya marcadas con anterioridad, la lucha para que la posición de las mujeres en la industria cinematográfica avance -y consiga- la igualdad es un hecho ya claro, aunque ello no sea un camino fácil, ni mucho menos rápido.

Para muestra, si observamos las nominaciones a los Goya en esta edición, a primera vista los vientos de cambio no parecen haber cuajado todavía, pues, aunque hay mujeres -y en cantidad- que trabajan en la industria, aún falta el que ocupen más jefaturas fuera de los departamentos tradicionalmente asignados a ellas (sí, vestuario y maquillaje/peluquería) para que esto las haga visibles en las candidaturas.

Aun así, es importante remarcar una honrosa excepción: la categoría de mejor dirección novel, donde por primera nos encontramos a tres directoras (Andrea Jaurrieta, Arantxa Echevarría y Celia Rico), a su vez con potentes historias sobre el universo femenino.

Seamos optimistas y veamos esto como una tendencia ascendente, aunque, desde luego, habrá que luchar para que estos logros hayan venido para quedarse, y avancen hasta ser algo natural.