Esa magnífica pareja -que son Concha y Manolo- nos ha hecho reír tanto a los espectadores que ahora con la marcha temporal de Touriñán de Land Rober una no deja de pensar qué será de Concha sin ese hombre a su lado. Cómo encajará la maravillosa Eva Iglesias la ausencia de su Manolo en el sketch de Xubilados polo Mundo; cómo se las ingeniarán los guionistas para conseguir que ese tándem mítico de la televisión no desaparezca. Concha y Manolo son mucho más que Los Roper que vio crecer una generación; mucho más que cualquier matrimonio de conveniencia, mucho más que una pareja de recién enamorados. Concha y Manolo tienen otra gracia, la de la retranca gallega llevada a su máxima potencia y la de la espontaneidad genial de dos cómicos que saben que lo mejor sale también de la improvisación. Al menos así me lo contó Eva Iglesias en una entrevista en la que aseguró que en la vida iba a ser capaz de hacer un sketch con Touri sin que le diera la risa. Esa payasa que lleva dentro le hizo crear a una Concha que ya formaba parte de ella cuando de broma imitaba a su madre delante de sus amigas. Esa Concha tan de verdad es la que no aguanta la carcajada cuando se mira en los ojos de su Manolo. Que en cualquier momento puede salirse del guion y descolocarla, llevarla al límite de la risa que contagia. Ojalá esa pareja no pierda jamás esa gracia.