Pretende el Gobierno de Sánchez enmascarar sus guiños millonarios a Cataluña como su mera obligación del Estatuto de Autonomía. Pero no cuela. Dice que son «las cuentas que necesita España». Que están destinadas a restañar las heridas pendientes de la crisis que nos arrolló hace ya más de diez años y nos dejó hechos unos zorros. Tampoco convence.
Todo el mundo sabe que, sin el apoyo de los independentistas, las cuentas de Sánchez están muertas. Y su Gobierno, también.
De ahí el caramelo de más de 2.000 millones que ha dejado a sus pies.
Lo demás, monsergas.
Y lo malo es que los mimos interesados a algunos, se traducen en menos para los demás. En el caso de Galicia, un 20 % menos que en los anteriores Presupuestos .
Sobre esa base ha cimentado Sánchez las cuentas. Y Y con la vista puesta, claro está, en la de las elecciones que se avecinan. De ahí que el gasto en políticas sociales se lleve casi el 60 % del dinero. Engañoso también. Porque solo las pensiones, que hay pagar religiosamente habite quien habite en la Moncloa, se llevan un 42 % del dinero.