03 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.
Esas dos España de las que ya hablaba Antonio Machado en el siglo pasado siguen existiendo. La que muere en el medio de la miseria y la que bosteza mientras se sube a un moderno tren que le llevará al tajo por un salario miserable. La que no es capaz de salir del coma reproductivo, y a la que le racionan los días de conducción por falta de aire limpio. Este es el país que están construyendo los que deciden. El de las dos velocidades. El que descuida inversiones en territorios despoblados y desprotegidos en favor de grandes urbes llenas de glamour a las que se han ido obligados (casi) todos los jóvenes. En ellas todo se concentra, hasta el hedor. Hay territorios que no existen porque son invisibles. Extremadura es uno. Galicia, otro.