La hipocresía del progreso

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

24 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

He leído a Proudhom por curiosidad, más que por inclinación ideológica o literaria. Pero lo recomiendo porque no aburre. Probablemente la máxima de cualquier filósofo, y de cualquier columnista, es no aburrir a quien los lee. Proudhom fustigó a unos y otros, quizá por ello era anarquista. De él aprendí la mejor de las definiciones de la demagogia. La he encontrado entre mis libretas más viejas. Entonces pensaba que la literatura podría cambiar el mundo. Leía con pasión y con pasión subrayaba, con pasión escribía, e imagino que por exceso de pasión dediqué demasiado tiempo a los libros, olvidando asuntos mucho más provechosos: vivir, por ejemplo.

Ahora, por el contrario, sé que todo aquello eran utopías. La literatura es, entre las disciplinas artísticas, la más inútil (también la más humana y profunda). Dejémoslo. Sigo escribiendo. La inutilidad no es asunto que me preocupe demasiado. Como tampoco me preocupa que me consideren reaccionario por defender la prisión permanente revisable. Lo dicen algunos mientras piden que se legisle en frío y no en caliente.

Vale. En frío: defiendo con vehemencia la prisión permanente revisable. Punto. Y vuelvo a Proudhom. Así definió la demagogia: «Es la hipocresía del progreso». Dicho esto, en frío de nuevo, pienso en una muchacha que salió a correr y apareció muerta días después. También en el miserable que la violó y asesinó. Ella tenía veintiséis años. Él pasaba los cincuenta. Ya había matado antes a una mujer y atacado a otra con un cuchillo, también había cumplido otras condenas por varios delitos. Estaba libre. Los demagogos, esa hipocresía del progreso (Proudhom), señalan que la prisión permanente revisable no evitaría este crimen. Y tienen razón. No es la «revisable» la panacea para evitar crímenes tan abyectos, pero es la única forma de ejercer justicia. Justicia, y no venganza. Venganza: otro de los argumentos de los progresistas. Nos vengamos y no reinsertamos, dicen. Pero, en algunos casos, no hay reinserción posible. El que mata y viola a una mujer podrá matar y violar a más mujeres. El maltratador será maltratador todos los días de su vida.

La ciudadanía decente está harta de estos canallas y reclama justicia, no venganza, insisto.

Defiendo la cadena perpetua revisable para estos que no revisan su interior purulento: nunca cambian. Es una vieja lección que aprendí o que me aprendieron mil mujeres asesinadas. Llorar por ellas no sirve de nada. Exacerbar el odio, tampoco.

Pero no podemos pasarnos la vida ponderando, inútilmente, los valores. Un asesino de mujeres no los tiene. El que goza abusando, maltratando, no es un ser apto para ningún tipo de reinserción. Y si yo estuviese equivocado, siempre me quedará el adjetivo: revisable. En tanto, revisaré también a Proudhom. La demagogia es la hipocresía del progreso.