Los maleducados, fuera

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

OPINIÓN

30 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando empezó Gran Hermano todos los esfuerzos se enfocaron en mostrar a los espectadores el experimento sociológico tan novedoso que suponía meter a un grupo de personas durante 24 horas seguidas conviviendo. Se trataba de saber qué salía de ahí, qué superrealidad iba a encontrar el espectador en semejante show. La premisa de partida convertía a los concursantes en seres capaces de sobrellevar con cierto entendimiento lo que supone tener una familia «forzada» durante tanto tiempo. El primer GH español fue un pelotazo por el buen rollo, los enamoramientos y hasta cierto estilo naíf que mostraban los jóvenes en aquel reality: chicos simpáticos, que bailaban delante del espejo mientras se cepillaban los dientes. Mucho edredoning después y con unas cuantas yoyas encima, hemos llegado casi 20 años más tarde a otro escenario muy distinto. Esta semana el programa Big Brother británico decidió expulsar de manera fulminante a un concursante, Lewis Flanagan, «por el uso de un lenguaje inaceptable que infringe las normas». Es el segundo participante en solo un mes que ha tenido que abandonar la casa, porque a mediados de septiembre el mismo programa se vio obligado a echar a Ellis Hilton por unos tuits racistas que había publicado en el 2014.

Solo hace falta encender un segundo el show de Telecinco para observar con qué poca gracia y con cuánta falta de respeto se tratan los concursantes en esta edición Celebrity (en las no celebrities también), aunque todavía no se haya producido ninguna expulsión por parte de la dirección del espacio. El uso dañino del lenguaje, la falta de respeto, los insultos, la manera en la que se encaran, la chulería con que se tratan los participantes ha tenido por el momento, en España, la benevolencia de la dirección del programa. Digo por el momento, porque el público ya hace mucho que está cansado de este nivel de violencia verbal y de tanta agresividad y, por lo que se ve, la tendencia en otros países es otra: frenar a los irrespetuosos y maleducados. La última en salirse de madre -y no en Gran Hermano- ha sido la periodista estrella de la NBC Megyn Kelly, que ya tiene un pie fuera de la cadena. La presentadora tuvo la brillante idea de comentar en un debate que veía bien que las personas de raza blanca se pintaran la cara para representar a gente de raza negra como parte de los disfraces de Halloween. Un comentario racista (de los tantos que hay en televisión) que, afortunadamente este vez, alguien ha castigado. Ese lenguaje da mucho miedo.