Amigos para siempre

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

OPINIÓN

27 oct 2018 . Actualizado a las 10:09 h.

Ha sido volver a caer en Ochéntame otra vez y sentir unas ganas terribles de volver a aquellos tiempos. Como se mantengan en el programa en esa onda nostálgica que da subidón, cualquiera no se cambia por aquellos 20 años que teníamos entonces y esa alegría inmensa. Con Ochéntame pasa como con Españoles por el mundo, que te crees a pies juntillas que la gente es (o era) superfeliz. Pero esa es la cara que proyectamos en estos reportajes, como el del jueves pasado, en donde los españoles salíamos eufóricos con la Expo 92 y las Olimpiadas del mismo año. Ha sido volver a ver aquello de «À la ville de... ¡Barcelona!» y recuperar la sensación rumbera que tanto bien nos hacía en esa época. Es imposible no rendirse a aquel Maragall saltando, a todos aquellos políticos hiperanimados y unidos sobre el escenario, felices de contagiarnos a todos el gran cambio. Ha sido ver todo aquello y me ha entrado un rollo nostálgico muy chungo solo de pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Qué ilusión la de entonces, qué ganas demostrarle al mundo que éramos personas capaces, divertidas, modernas (palabra viejuna hoy) y profesionales. Aquella modernidad y aquel impulso se ha quedado en mera copla y en muy pocas ganas de fiesta. Con lo bien que bailábamos en el año 92 el temazo de Los Manolos: «Amigos para siempre, eeee».