Cuenta atrás en el último enclave rebelde

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

08 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La ofensiva gubernamental sobre el enclave sirio de Idlib es inminente. Puesto que se trata del último bastión en manos de la oposición al presidente Bachar al Asad, su conquista prácticamente pondría fin a la guerra. Esto explica los intentos de Turquía y Estados Unidos de frenar, al menos aplazar, la ofensiva. Los turcos lo han hecho reuniéndose en Teherán con rusos e iraníes, los aliados de Al Asad. Estados Unidos advirtiendo del riesgo de que el Ejército sirio haga uso de armas químicas (es cierto que las usó en abril del año pasado en esta zona). Se habla del peligro, muy real, para los civiles.

Pero la causa de Idlib es incómoda de defender para Ankara y Washington. El enclave está en manos de Hayat Tahrir al Sham (HTS), una organización vinculada a Al Qaida. En realidad, esta milicia no es sino el antiguo Frente al Nusra, que ha cambiado desde entonces dos veces de nombre para intentar ganar respetabilidad. Buena parte de los hombres del HTS en Idlib no son ni siquiera sirios, sino chechenos y uigures (musulmanes chinos). Otra pequeña escisión del HTS, Hurras al Din, reúne sobre todo a jordanos y palestinos. Frente al extremista HTS, Turquía ha estado financiando una alternativa supuestamente más presentable en el Frente Nacional de Liberación, pero en realidad esta no es sino una reagrupación de grupos yihadistas como Ahrar al Sham o Nour al Din al Zinki, con algunos elementos de los que se llamó en tiempos el Ejército Sirio Libre, el único grupo nominalmente no-yihadista en el campo rebelde. En total, en Idlib puede haber unos 30.000 combatientes, lo que supone una fuerza considerable, pero hay razones para pensar que han dejado de recibir la ayuda militar de la que se beneficiaron en el pasado. Un dato: en todo el mes de agosto no han disparado un solo misil contra tropas sirias. Eso significa que Arabia Saudí ha cerrado el grifo. El único valedor que le queda realmente a Idlib es Turquía, y para eso con reparos. Su preocupación mayor es la posible ola de refugiados que se derive de los combates.

La habrá, sin duda, aunque la cifra de 3 millones de habitantes que se da para la provincia de Idlib es seguramente muy exagerada. Cientos de miles huyeron cuando llegaron los yihadistas (y ahora podrán volver) y el número de los que han llegado desde entonces de otros enclaves de la oposición no es muy grande (unos 50.000) quizá. Es una demografía compleja. Incluso hay miles de uigures chinos que se han instalado con sus familias en la parte suroccidental, en la región de Yisr al Shugur. Será, de nuevo, el cambio de una población por otra. Más que decir que se aproxima una catástrofe humanitaria sería justo decir que esta toma otra dirección.