El héroe del balcón

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

29 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo hemos visto en más ocasiones. Lo mejor y lo peor del ser humano sale a la luz en los momentos críticos. Y, aún a riesgo de pecar de optimista, todos los días somos testigos de pequeños gestos de bondad que nos permiten mantener la fe en la humanidad. A veces, esos gestos se convierten en actos valientes cuando no, directamente, heroicos. Este fin de semana, París ha sido testigo de uno de ellos. El inmigrante ilegal, Mammadou Gassama, vio a un niño colgando de un balcón y ante la parálisis y estupefacción de todos los testigos se decidió a actuar. Como si fuera su actividad cotidiana trepó los cuatro pisos del edificio para rescatar al pequeño. Probablemente, la mayoría pensó que era un loco inconsciente, pero lo cierto es que su valentía y su rápida reacción salvaron a un niño que, de otro modo, habría fallecido. Y su heroicidad tendrá recompensa en forma de nacionalidad francesa.

En una época en la que, al menos en nuestro país, sufrimos con indescriptible indignación que se primase el interés de algunos mangantes sobre el de los ciudadanos, que se haya hecho la vista gorda durante años al saqueo de las arcas del Estado, que se institucionalizara el cobro de comisiones para garantizar adjudicaciones, que no se actuara contra el rival político para no sacudir los trapos sucios propios; y cuando vemos que, pese a tener tantos o más casos de corrupción en las filas propias, algunos aprovechan una sentencia judicial para iniciar una moción de censura para auparse al poder, necesitamos, más que nunca, ejemplos de generosidad, de decencia, de honradez y de valentía. Ejemplos como el de Mammadou que nos animen a no mirar hacia otro lado cuando vemos algo que está mal, a involucrarnos para acabar con las injusticias y a exigir a los que nos gobiernan que cumplan un estricto código deontológico.