Pasos para una normalidad democrática

OPINIÓN

28 abr 2018 . Actualizado a las 10:05 h.

El caso Cifuentes ha añadido al tufo de corrupción que envuelve al PP por los juicios en marcha el de la sospecha de comportamientos de vendettas internas características de reprobables conductas magistralmente descritas en El Padrino. Es lo más significativo de este estúpido affaire que ha entretenido a la opinión convertida en un corral chismoso y reclama una profunda regeneración del PP si no quiere que sean realidad los sondeos publicados con una interesada celeridad que favorecen a Ciudadanos. No deja de sorprender la seguridad que tienen sus líderes de que el viento sopla a su favor con solo presentarse como máximos garantes contra la corrupción y defensores de la unidad de España. Al parecer no necesitan nada más; les basta con orientar la vela en esas direcciones o en otra que proporcione la oportunidad. Rivera se presenta como el Macron español. Basta comparar los currículos y las declaraciones para que se evapore la burbuja en el aire; pero la imagen, a fuerza de que se transmita con reiteración, podría convertirse en real. Por eso, resulta necesario alcanzar cuanto antes una mínima normalidad para que las futuras elecciones generales dictaminen la realidad de lo que ahora se airea.

En ese sentido, ha sido un paso adelante que se rechazasen las enmiendas de totalidad a los Presupuestos Generales del Estado. No deja de ser frustrante para Ciudadanos la inoperancia de su amenaza de rechazarlos si se hacían concesiones al PNV, cuando este se ha jactado de frenarla al conseguir un aumento de las pensiones. Rajoy ha tenido muy claro que su legislatura depende de los Presupuestos en primer lugar. Los números son, por descontado, maniobrables y el tiempo en que van a operar será más corto de lo habitual. Constituyen el meollo de la campaña electoral en la que el presidente está ya metido.

El segundo paso es que antes del 22 de mayo exista un Gobierno en Cataluña. También hemos estado entretenidos, y seguimos, con las peripecias rocambolescas de los secesionistas. Aunque son imprevisibles, todo apunta a que habrá un candidato viable. El Tribunal Constitucional, por fin, ha decidido admitir a trámite el discutido recurso del Gobierno sobre la candidatura de Puigdemont y su automática suspensión. La delegación de voto de este y del también prófugo Comín no parece que sea un obstáculo jurídico, por más que Ciudadanos y PP hayan adoptado el postureo de interponer un recurso de amparo de ineficaz recurrido. La ley del Parlament para investir un candidato telemáticamente está abocada a su suspensión inmediata. Los secesionistas han exprimido al máximo su campaña en clave interna e internacional. La normalidad consistirá en un Govern de la misma marca que el último y el cese del artículo 155. Solo a partir de entonces podría iniciarse un difícil diálogo para el que Rajoy no está de entrada en las mejores condiciones. Se precisará tiempo y también el relevo de quienes han tenido a su cargo atender el problema irresuelto.