Pactos lejanos

Alfredo Vara
Alfredo Vara EL PUENTE

OPINIÓN

13 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Tendría que ser la legislatura de la negociación, tras los años de mayoría absoluta del PP y el profundo cambio en la composición del Congreso, pero los pactos parecen más lejanos que nunca. El Gobierno no logra apoyo para los Presupuestos, la pérdida de poder adquisitivo de las pensiones ha sacado a los jubilados a la calle sin que el pacto de Toledo consiga avances, no ha habido consenso para derogar total o parcialmente normas tan polémicas como la reforma laboral, la ley mordaza o la Lomce, y el pacto por la educación se resquebraja ya en sus primeros pasos.

PSOE y Podemos han anunciado esta semana que abandonan la comisión llamada a negociar el acuerdo que dé estabilidad a nuestro sistema educativo. El desacuerdo en la financiación es uno de los argumentos centrales. Desde la oposición se subraya que los acuerdos que puedan adoptarse serán papel mojado, si no se garantiza financiación. Y se apunta a un suelo del 5% del PIB como garantía mínima para compensar los recortes de los últimos años y la previsión del Gobierno de que continúe descendiendo la inversión en educación con respecto al Producto Interior Bruto hasta el 3,8%, según las previsiones remitidas a Bruselas. Recuerdan que España está cerca de dos puntos por debajo de la media de la UE en esta materia.

Desde el PP y C’s tachan de error vincular el gasto al PIB, porque una futura crisis representaría un nuevo retroceso y se manifiestan a favor de pactar los contenidos y después concretar la inversión necesaria para financiarlos. El partido del Gobierno ofrecía aumentar 5.000 millones hasta el 2025.

El acuerdo es difícil, pero no tanto como para que encalle a las primeras de cambio. Al PP, tras los tiempos de vino y rosas de la mayoría absoluta, parece costarle acostumbrarse a la necesidad de pactar. A la oposición, que coincide en la desconfianza sobre la voluntad negociadora del PP, le cuesta hallar una voz común.

Lo peor es que, si sigue la parálisis generalizada, la decepción del electorado puede llevarnos a escenarios de ingobernabilidad en la práctica que estamos viendo ya muy de cerca.