Hace ya unos años que me metí en la cocina, donde descubrí una tradición apasionante y un estímulo para desarrollar la creatividad. Entonces no emitían MasterChef en la tele y la gastronomía de vanguardia no tenía el predicamento de hoy. Internet solo era un sueño y Adrià todavía no era Maradona.
Escribo esto porque el 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer y es mi propósito animar a muchos hombres a vestirse de fiesta con el traje de cocina. Pero no solo un día, sino todo el año. Como diría esa genial campaña llamada The Cleaner, una marca de trapos exclusiva para hombres que quieren atajar la desigualdad de género en las tareas del hogar: «Escupir fuego te hace sexi. Cocinar también».
La buena noticia es que cada vez hay más hombres que se encargan de hacer la comida en casa, un 33 % en el 2017 frente al 26 % en el 2015. El crecimiento es de 7 puntos en dos años, por lo que si aumentamos el ritmo podremos alcanzar un equilibrio razonable más pronto que tarde. A día de hoy, las mujeres españolas siguen siendo, mayoritariamente, las principales implicadas en la elaboración de las comidas (67 %). Por cierto. Cuando se ponen a cocinar, los hombres experimentan un grado de satisfacción cercano al 7 sobre 10. No lo digo yo, se trata de una de las conclusiones del reciente informe Alimentación, Sociedad y Decisión Alimentaria, elaborado por la Fundación Mapfre y la Universidad CEU San Pablo.
Otra buena noticia es que la distancia entre los hombres (21,8 %) y mujeres (25,4 %) que cocinan en casa entre 18 y 30 años es muy inferior al de las otras generaciones. El futuro, por tanto, se presenta más igualitario en este sentido. La sombra es que muchos de los menores de 30 años, en concreto el 43 %, comen y cenan a diario con la televisión, el móvil o la tableta. Diez puntos más de media que en otras franjas de edad. El documento indica que ese comportamiento va asociado a una dieta poco cuidada y variada y a la tendencia a padecer sobrepeso.