El año 2017 se cierra con un saldo comercial positivo de Galicia por encima de los 4.500 millones de euros, conseguidos por el sector de la confección radicado en A Coruña. Cuando ponderamos esa cifra respecto al último dato de PIB conocido, comprobamos que Galicia, con un saldo positivo del 7,7 % del PIB, anota el mejor saldo de España, por encima del País Vasco (7,5 %), que nos supera en millones. Son dos comunidades envidiables en un conjunto en el que sobresalen las balanzas comerciales negativas de Madrid (un -14,3 % de su PIB) o Cataluña (un -6,2 %), empujando al total español a un saldo negativo de casi 25.000 millones (-2,2 % del PIB). Es así como Galicia y el País Vasco contribuimos de forma determinante a que el déficit comercial (más compras que ventas al exterior) español no sea aún más grave.
Es cierto que la creciente factura energética nos está dificultando el conseguir un superávit comercial a pesar de la buena marcha exportadora. Pero también debemos enfatizar que, mientras para el conjunto de España el saldo comercial no energético respecto al PIB es negativo, en Galicia se sitúa en un positivo 6 %.
¿Cómo entender que Madrid o Cataluña agraven las cosas mientras que Galicia y el País Vasco ayudamos a mejorarlas? Es simple: Madrid y Cataluña compran mucho más fuera de España de lo que venden, porque confían en que el resto de España seamos buenos clientes de esos productos importados. Mientras que Galicia o el País Vasco vendemos mucho más fuera de España, porque esos son nuestros principales y mejores mercados.
Sostengo que es mucho mejor tener éxito comercial en el ancho mundo que depender de un mercado interno español más o menos cautivo. Cierto que, como Madrid y Barcelona compiten por lo mismo, algo se entiende que tengamos los líos que tenemos.