Inmigración ilegal

Yashmina Shawki
yashmina shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

02 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En la quinta cumbre de la Unión Europea (UE) con la Unión Africana (UA) que se ha celebrado esta semana en Abiyán, la capital de Costa de Marfil, con la representación de 55 países africanos y 28 europeos, el tema a tratar era la juventud y su futuro más inmediato. Una cuestión de vital importancia en un continente con más de 1.200 millones de habitantes de los cuales alrededor del 70 % tienen menos de 30 años. Con un índice de desempleo que alcanza cotas del 60 % de los jóvenes y más de un 70 % de los que trabajan perciben sueldos míseros realizando tareas en condiciones precarias, las escasas perspectivas de futuro es lo que les empuja a dejar sus países y arriesgarse a cruzar su continente rumbo a Europa en busca de un futuro mejor para ellos y los suyos. La esperanza de encontrar un trabajo que les permita una vida digna y ayudar a sus familias es utilizada por las mafias que los engatusan con una imagen idealizada de lo que pueden encontrar en Europa. Las redes de tráfico de personas se benefician de su necesidad cobrándoles cantidades desorbitadas por un pasaje que siempre acaba en una precaria lancha con un motor estropeado o, en el peor de los casos, en el fondo del mar. 

No es fácil acabar con un negocio que beneficia a muchos, incluidos a los mal pagados policías y militares de los diferentes países de paso para estos inmigrantes. Países, por otra parte, con gobiernos débiles, corruptos o fallidos y fronteras tan permeables como Libia. De momento, la UE y la UA han llegado a un acuerdo para acabar con las mafias en Libia. Un pequeño parche que no puede tapar el pozo sin fondo de la desesperación de millones de personas. Y es que inmigración ilegal y seguridad son dos facetas del prisma que la pobreza estructural, la corrupción, la inseguridad política y las lacras de la colonización nos devuelven tras más de un siglo de explotación de recursos y violencia.