Por la pasta

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

KOEN VAN WEEL | efe

24 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En los años del polvo, cuando Arousa escribía el guion de futuras series de televisión, una comunidad de vecinos de Vilagarcía amaneció atascada. La porquería rebosaba y los retretes no daban abasto. Algo interrumpía el tránsito y la suciedad empezaba a ser visible. Movilizada la fontanería, ese ejército silencioso que nos permite vivir como si la mierda no existiera, localizaron enseguida el atasco: decenas de billetes habían sido introducidos a la fuerza en el váter de uno de los andares y el movimiento había quedado interrumpido. En el piso vivía un funcionario de Hacienda.

En Ginebra, miles de billetes de euro meticulosamente cortados obstruyen inodoros de la ciudad desde antes del verano. Al menos un banco y tres bares han tenido que tirar de desatascador. La policía le sigue la pista a dos mujeres y vincula las obstrucciones monetarias con la nueva ley bancaria. Cuando los billetes cantan más que la farlopa lo habitual es tirarlos por el váter. Hay algo mágico en el acto de tirar de la cadena, como si el sifón fuese un sumidero infinito capaz de tragarse cualquier cosa. Algo les indicó a estos señores que un retrete era un buen destino para la pasta, un mal necesario que siempre está a punto de ser vulgar, sobre todo cuando se tiene en exceso. Si el dinero se gana con el sudor de la frente de otros es probable que acabe en algún tipo de cloaca. La humanidad estaría mejor sin dinero. Las cosas peores se encaran envueltas en el perfume seco de uno de los grandes. Velar a un padre rico suele ser el preámbulo de una guerra fratricida por la pasta, la más encarnizada que hay. En Cataluña se discutía lo de las balanzas fiscales, con Borrell derribando mitos, y ahora está la Guardia Civil en un crucero fletado por Piolín.