Viraje monetario

Xosé Carlos Arias
Xosé Carlos ARias VALOR Y PRECIO

OPINIÓN

22 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La presidenta de la Reserva Federal norteamericana, Janet Yellen, acaba de anunciar un cambio de dirección diametral en la línea de acción del organismo. Algo de indiscutible importancia, dado el extraordinario protagonismo que la política monetaria ha venido teniendo en los últimos años. Recordemos que desde el 2008 esa política ha avanzado a través de dos frentes complementarios, ambos muy alejados de lo que durante muchos años se había considerado como posición ortodoxa en estas materias: tipos de interés muy próximos a cero, junto a una estrategia de expansión cuantitativa.

Si los tipos ya comenzaron a subir hace unos meses, a lo que ahora se pone fin es a la política masiva de compra de deuda por parte del banco central. Esa estrategia respondía al principio de «grandes males, grandes remedios»: dado que el enorme shock de crédito originado por la crisis financiera ponía en serio riesgo al conjunto de la economía, los responsables de la Reserva pusieron en marcha unos mecanismos que ni ellos mismos habían imaginado nunca antes. Y lo hicieron además en una escala desconocida en la historia, lo que llevó el balance del banco a su estratosférica cifra actual: unos 4,4 billones de dólares, más de cuatro veces el nivel del 2008. Por mucho que se deba valorar positivamente el conjunto de esa política -puesto que después de todo fue decisiva para evitar el colapso-, hace tiempo que sabemos que esas cifras son insostenibles.

La expansión cuantitativa tenía, por tanto, los días contados. La cuestión importante es que, así como su implantación tuvo mucho de experimental, tampoco nadie parecía tener claro cómo debería ser el proceso de retirada y reversión de los estímulos, para volver a la normalidad, sin que ello generase efectos indeseables. El anuncio de Yellen contiene un plan de venta progresiva de deuda pública y privada, que en el 2019 debiera funcionar a velocidad de crucero (30.000 millones de dólares mensuales). Algo de lo que, sencillamente, no hay muchos precedentes en la historia de las finanzas. La incertidumbre, por tanto, es considerable.

Cómo evolucione esa situación es del máximo interés para nosotros. Después de todo, el BCE se encuentra en una situación semejante a la de su socio norteamericano. Si el plan de este último se va asentando con éxito, seguro que no tardaremos en ver algo parecido en la vieja Europa.