¿Montamos un «First Dates»?

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

OPINIÓN

19 nov 2016 . Actualizado a las 10:15 h.

Que no caiga en saco roto la idea que algún emprendedor puede hacer negocio con esta revolución televisiva y hacerse de oro. El programa de Sobera tenía toda la pinta de ser un visto y no visto, otro golpe duro al corazón de los espectadores, pero ha resultado ser todo lo contrario, en especial por esa distancia irónica y el punto tróspido que Cuatro ha hecho calar en todos sus espacios. No es First Dates solo un programa de citas a ciegas, sino que se ha convertido en todo símbolo del nuevo sexo, en el que se combinan ya no parejas, sino triejas dando todo tipo de visibilidad y normalidad a cualquier forma de relación. Hay más verdad en este formato que en muchos encajados en un guion rígido para alegrar al público, gracias al humor que es mérito de los que hacen el cásting y la posproducción, todo hay que decirlo. Pero la espontaneidad de la gente no tiene parangón con cualquier escaleta que una se imagine y ese el gran éxito del programa. En First Dates el amor está en el aire, pero lo mejor que han hecho desde el punto de vista de la audiencia es mostrar que cuando la cosa no fluye, en un plisplás y con dos besos la cita fallida queda resuelta. Y ojo a esos camareros que parecían de pega, porque ya hay candidatos reales que se han puesto el delantal para servir en televisión. Que no quede en saco roto, en cualquier momento vemos un restaurante real apostando por la ficción: First Dates.