A la mirona de al lado

Ana Abelenda Vázquez
Ana Abelenda SESIÓN GOLFA

OPINIÓN

10 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

He abierto dos cartas íntimas este verano. La de una desconocida de Stefan Zweig y esa que alguien escribió a «la chica del bañador verde». Si son pececillos en las redes de lo social la conocerán. Como a la señora cualquiera de Pérez Reverte. Qué virales las palabras de aliento a la chica del bañador verde, la adolescente que se tapa en la playa dejando al desnudo sus complejos. La carta la escribe «la señora de la toalla de al lado» y se mide en me gustas al perro de Marc Jacobs o los Colajets de Yo también fui a EGB. Cómo refresca decir lo aprendido, aconsejar, creer que hay palabras para cambiar un pensamiento, los ciclos y las sombras de la vida, palabritas como conchas de playa para matar el miedo, el pudor, el absurdo, la paradoja que somos. No crean que tengo algo en contra de la chica del bañador verde. Más bien le diría a la señora de al lado que la deje estar. Quizá no seamos capaces de vivir pasando de mirones y mironas. Pero el cuerpo es capaz de lo mejor; algunos tienen una increíble fuerza mental. Mireia Belmonte, primera medalla para España en Río. Bronce tras siete metros sin respirar. Este es un cuerpo. Yo a la chica del bañador verde le diría poco, si acaso que su cuerpo puede hacer cosas y vale más que la mirada de otro.