Caras, rostros y rictus

Cristina Castro NO VISTO EN TV

OPINIÓN

28 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie lo diría viendo la cara de ella. Pero habían ganado. Volvían a ser el partido más votado pero en seis meses habían conseguido 14 diputados más. Contagiada por la inactividad de estos meses, Viri tenía el gesto tranquilo de quien ya parecía prever este resultado, igual que veía venir su beso. Era la única tranquila en el festival de caras que resultó ser la noche electoral. Un auténtico baile de espejos (del alma) en el que la sonrisa cambió de bando. Porque las risas exultantes y los bailes locos al ritmo de merengue se adueñaron de la sede del PP. Andrea Levy soltaba los hombros mientras la medio sonrisa se instalaba en Ferraz. «Pudo ser peor», decían con la boca pequeña los que buscaban argumentos para defender los peores resultados de la historia del PSOE. El rictus era de tristeza absoluta en Podemos después de gripar de éxito y la tranquilidad fingida se instalaba al lado de la foto gigante de Albert Rivera.

Satisfacción por el trabajo bien hecho se veía en el rostro de Moragas: había conseguido cambiar la cara del candidato. «Esta vez tienes que ser cercano». Y ahí Rajoy apostó por andar rápido. Lo hizo en El Hormiguero y también con Susanna Griso. ¿Qué podía salir mal? Las cosas se le fueron poniendo de cara al candidato superviviente. Y ganó. Y los rajoyers cantaron bajo su balcón ¿Cómo no te voy a querer? Ahora falta lo más complicado, intentar que no se repitan las elecciones. Y como diría él, «no será fácil, es más, será difícil».