En la misma medida que el autodenominado Estado Islámico pierde terreno en Siria e Irak, sus combatientes tienen que recurrir a los ataques a la población civil -ayer hubo tres horribles atentados en Bagdad-, a la vez que buscan nuevas posiciones en otros países, ya sea en Yemen o en Libia, donde ya se han asentado en la costa del petróleo.
Ahora han surgido en Mali, donde utilizan una franquicia de Al Qaida del Magreb Islámico llamada Frente de Liberación de Macina, que ha hecho su entrada en acción atacando puestos militares y masacrando a la población civil que vivía protegida por estos.
Mali es un país de interés español por varios motivos. El primero es que un país tan grande, casi deshabitado, atacado por el terrorismo, por traficantes de drogas y militares sublevados, ha tenido que recurrir a cuatro grupos extranjeros para poner orden, que son Francia, España, la ONU y la Unión Africana. En segundo lugar, si se afianza en Mali el yihadismo como base terrorista, peligran Mauritania, Sáhara-Marruecos y por tanto las islas Canarias, que pueden verse atacadas desde el desierto sahariano. Una tenaza del yihadismo entre Libia y Mali es una amenaza seria para España. Por eso están allí nuestros soldados.