Las fusiones municipales hay que hacerlas bien

Andrés Precedo Ledo CRÓNICAS DEL TERRITORIO

OPINIÓN

18 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de la fusión de los municipios coruñeses de Oza dos Ríos y Cesuras, que empezó mal y terminó bastante mejor, no se había vuelto a plantear este tema hasta ahora. Hubo un intento entre A Coruña y Arteixo, pero la indeterminación inicial y el rechazo vecinal aconsejaron dejarla en el aire. Pasados ya meses, el alcalde de Cotobade anunció a los medios su idea de unirse con el concello de Cerdedo, ambos formando parte de la histórica Terra de Montes, pero de diferentes partidos judiciales. Esta idea tuvo una respuesta del alcalde de Pontecaldelas, que sugirió que sería mejor -por cercanía, complementariedad y afinidad- hacer la fusión entre Cotobade y Pontecaldelas, a la que podría sumarse A Lama, también contiguo, y ambos forman parte de la comarca funcional de Pontevedra. Estos tres sumarían una cifra de habitantes más eficiente desde el punto de vista económico y más ventajoso desde el punto de vista presupuestario. A estos tres podría unirse también Cerdedo, apuntaba el alcalde de la que estaba llamada a ser la capital del nuevo municipio por tamaño y funciones.

Todo está muy bien y todas las opciones son posibles, pero la fusión de municipios no debería plantearse como una opción arbitraria o aleatoria de los alcaldes, sino que debería obedecer a un plan lógico previamente elaborado para no alterar las comarcas o espacios funcionales que organizan el territorio y donde se desenvuelve la vida de los vecinos y de los pequeños negocios locales.

Es más, antes de nada habría que decidir o debatir cuáles son los efectos positivos y negativos que de un proceso generalizado de fusiones se derivaría, porque dada la debilidad poblacional de nuestro tejido rural, muchas fusiones llevarían inmediatamente a una acentuación o aceleración del despoblamiento y a un grave perjuicio a los vecinos en su acceso a los servicios básicos. Es más, el propio alcalde de Vigo, actual presidente del municipalismo español, en una conferencia reciente apostaba por el mantenimiento de los municipios y la supresión de las diputaciones, repartiendo el presupuesto de las mismas entre los nuevos gobiernos metropolitanos y el resto de los municipios en función de la población.

Como se ve, el debate es importante pero complejo, y alguna vez hay que hacerlo, para evitar que unas fusiones aleatorias conduzcan a una mayor desvertebración del territorio de la que ya existe.