Prosperidad sin revolución

Gonzalo Parente VENTANA AL MUNDO

OPINIÓN

06 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Primero fue la visita del papa Francisco, que remató los intentos de los papas anteriores para abrir la puerta cubana al tiempo nuevo del siglo XXI, ofreciendo la comprensión a quienes resisten todavía ante lo que terminó con el siglo pasado, del que no quedan más que residuos como los regímenes de Corea del Norte y Cuba. La apertura del régimen cubano ha sido la señal que hizo caer, de una manera u otra, a líderes políticos carismáticos, cada uno en su estilo, pero que hacían una revolución a su manera. Los indigenistas, los populistas y los antinorteamericanos se fueron esfumando uno a uno, dejando atrás a sus seguidores, decepcionados con la ilusión perdida de la revolución popular.

Los hermanos Castro creo que están permitiendo que se produzca un cambio suave. El poderío de los Kirchner en Argentina se ha visto superado por nuevos políticos que no hablan de revolución y sí de democracia participativa. La revolución venezolana, chavista, está llegando a su fin, con la descomposición de un régimen que solo ofrece carencias y ya no convence. En Bolivia ha caído otro líder indigenista que pretendía mantener su poder, pero en las urnas le han mandado el mensaje de que la sociedad quiere prosperidad sin revolución.

Así, frente a los líderes políticos como Morales, Maduro o Rousseff en Brasil, con la Kirchner fuera del escenario, se presentan ahora políticos nuevos y jóvenes que se agrupan en los Parlamentos para acabar con los regímenes antiguos, incapaces de hacer más y hablar menos.