Reformistas en Teherán

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

02 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No era un santo. De hecho, era un dictador disfrazado de emperador con trono en forma de pavo real. Mohamed Reza Pahlevi heredó el puesto de su padre, el general golpista que accedió al poder en 1921, un momento en el que Persia se hallaba ocupada por los británicos en el sur y los rusos bolcheviques en el norte. Reza ejerció el puesto de primer ministro de 1923 a 1925 y después se proclamó shah de Irán.

Durante su Gobierno, unificó y centralizó el poder en un esfuerzo por librarse de las fuerzas ocupantes, pero su simpatía con el bando alemán durante la Segunda Guerra Mundial propició que británicos y soviéticos invadieran el país, derrocándolo y colocando en su lugar a su primogénito Mohamed, quien ocuparía el trono hasta principios de 1979, cuando huyó del país por el temor a un golpe de Estado.

Con el regreso del ayatolá Jomeini a Irán en febrero de 1979, este país se transformó en una República Islámica, en la que la represión y la implantación de una interpretación extremista de la variante chií del islam se ha traducido en una teocracia totalitaria.

Los intentos por lograr una pequeña apertura se vieron cercenados por los dos mandatos consecutivos del 2005 al 2013 del populista ultraconservador Ahmadineyad. Pero la victoria del moderado Rohaní dio alas a una nueva forma de hacer gobierno en un país profundamente tradicional y conservador, al menos entre sus élites dirigentes, que, sin embargo, eran conscientes de la grave crisis económica que sufría su país y la creciente presión social por una apertura a Occidente. El pacto antinuclear fue el primer paso, las elecciones de este fin de semana, donde los moderados han eliminado a los más conservadores, al menos en Teherán, parece el segundo.