Exit

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

24 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La puerta. La salida. Eso buscan muchos. No están contentos en su casa. Les valdría con una ventana incluso. Un atajo hacia alguna otra parte. Ya no les consuela aquello de que hace frío fuera. Otros prefieren volar el edificio entero para levantar otro diferente. Y un tercer grupo espera a que escampe atrincherado en la mejor habitación, creyendo que solo es cuestión de tiempo. Si las goteras continúan golpeando las cabezas y el viento sigue asomando los dientes por las grietas continuará creciendo la familia de los descontentos. Va por barrios. Por casi todos los barrios. Aunque explota de forma distinta. Escocia flirteó con su salida del Reino Unido y ahora es el Reino Unido el que podría irse en breve de la Unión Europea. De la City nos asfixia al Bruselas nos mangonea. Mientras, en Estados Unidos los candidatos republicanos entonan más que nunca su «Washington ens roba» prometiendo recortar Gobierno e impuestos para dinamitar la «América de Obama». Y, en el otro extremo, el demócrata Bernie Sanders agita la bandera de los indignados. Todos quieren rentabilizar la ira de la llamada clase media. Hay ollas hirviendo y la cuestión es quién consigue hacer el mejor caldo en ellas. En Polonia y Francia ya lo ha logrado la ultraderecha señalando al extranjero como el gran enemigo. Aquí hay catalanes que responsabilizan a España del lodazal y españoles que atribuyen todos los pecados a la vieja política, es decir, al sistema con sus cimientos. Personas de países muy diferentes se han lanzado a la caza de culpables. ¿Por qué? Porque entienden que nadie lo ha hecho por ellos. Sienten que solo ellos han pagado ciertas facturas económicas y políticas. Y se les viene la casa encima.