El chico de la película

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

08 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Pedro Sánchez ha conseguido convertirse en el chico de la película que ya se está rodando y cuyo título provisional es Buscando desesperadamente el poder. Dicen que va de un político que, habiendo conseguido los peores resultados electorales de su partido, se dispone ahora a lograr el éxito asociándose con otros perjudicados. Se cuenta que el resultado incluso puede ser un remake de Grupo salvaje o algo así.

La experiencia acumulada nos permite hacer algunos vaticinios, porque ya conocemos al personaje. Pedro Sánchez quizá no tenga un enorme talento, pero sí que ha acreditado tener una gran ambición personal. Lo ha demostrado ante el cúmulo de dificultades que le han ido saliendo al paso. Porque la verdad es que ni siquiera en su partido goza de un respaldo unánime. Pero ahí sigue, en pie, incapaz de dar el brazo a torcer y dispuesto a liderarnos a todos. ¿Lo conseguirá? Se verá al final de la película.

Yo tengo debilidad por los personajes que le echan un pulso a la vida y se lo juegan todo a una carta. Al final, ganan o pierden, pero no se rinden antes. ¿Pertenece Sánchez a esta estirpe? En parte, sí. Tiene un objetivo propio y está dispuesto a torear al Comité Federal de su partido y a todas las direcciones de las demás fuerzas políticas para salir adelante y ser presidente del Gobierno. ¿Cuántas promesas le puede costar el proceso? Muchas, sin duda, pero creo que no es esto lo que preocupa al líder socialista.

Lo que de verdad lo inquieta es que haya en la partida otros tipos tan tenaces y ambiciosos como él. Y esto puede ocurrir porque Mariano Rajoy se ha enrocado y ahí lo espera fumando el puro del sosiego. Pablo Iglesias planifica sutiles estrategias de asalto, primero al PSOE y después a los cielos. Albert Rivera está descubriendo rápidamente las ventajas de esperar y ver, sin precipitarse. Porque ahora el único que va a tener mucha prisa es Pedro Sánchez, que ha saltado a un ruedo en el que hay tigres y leones.

Al margen de que esto sea política en serio (que lo es, aunque no lo parezca), la realidad es que Pedro Sánchez lo tiene difícil y quizá su desatada ambición acabe por jugarle una mala pasada. A él y/o a nosotros. Esto es lo único que debe preocuparnos.