Iglesias y las mochilas

OPINIÓN

11 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Iglesias sigue en su línea populista. Contento como unas castañuelas, de hecho fue el primero de los líderes de los cuatro grandes partidos en retirar su credencial de diputado y la cartera con los documentos que le acreditan en su labor parlamentaria (no fuese a ser que se terminaran), al recoger el portafolios aseguró que dentro de cuatro años se entregarán mochilas en vez de estos objetos tan escasamente revolucionarios. Y quien esto escribe se carcajea hasta la extenuación. Al final de esta legislatura, tras saborear las mieles del poder, actuará como un veterano de la política, y en vez de echarse la mochila a la espalda, a la cual para entonces considerará un incómodo y peligroso enemigo de sus burguesas cervicales, le pedirá, sino ordenará, que se la transporte hasta su despacho al ujier de turno. Todo ello, si es que dentro de un cuatrienio los españoles que le han votado el 20-D no han reparado en que las promesas que le llevaron a tener tan rotundo éxito solo fueron humo. Iglesias, para dárselas de amigo de los más necesitados, opta por las mochilas. Lo del chándal resultaría un vulgar plagio de su amigo Maduro. Aunque con la prenda deportiva y la mochila nos haría olvidar la célebre foto del Che con su boina de comandante.