A vanzan por la vida sumidas en la condena perpetua de una cárcel de tela. Verlas acudir de esa guisa a los colegios electorales habilitados solo para ellas produce aún más inquietud. La segregación por sexos es el eufemismo utilizado para denominar a la esclavitud de las mujeres en Arabia Saudí y en muchos otros países musulmanes. Una esclavitud que les impide conducir un vehículo, estudiar, viajar sin la autorización de su tutor masculino.
El único país, que yo sepa, que lleva el nombre de la familia que lo gobierna, desde su reconocimiento oficial en la década de los treinta del siglo pasado, los Ibn Saud. Por eso, la participación femenina en unos comicios locales en un estado absolutista y totalitario como Arabia Saudí es solo un gesto destinado a apaciguar las protestas de la Comunidad Internacional.
Me congratulo de que las mujeres hayan podido votar, pero es un caramelo envenenado en un país que viola los derechos humanos.